¿Sabías que La Catrina era una crítica a los que se creían “muy europeos”? Conoce su historia

Kenia Espinosa

2025-10-28

El maquillaje de Catrina se ha convertido en una forma de arte popular para celebrar el Día de Muertos, mezclando tradición y creatividad.

La Catrina: La Historia de la Calavera que Nació como Crítica y se Volvió un Orgullo Mexicano

Cada año, durante las celebraciones del Día de Muertos, su imagen está en todas partes: en los altares, en los desfiles, en los rostros pintados de miles de personas. La Catrina, con su sombrero elegante y su porte distinguido, es el ícono indiscutible de esta tradición mexicana. Sin embargo, pocos conocen su verdadero origen, uno que no nació en el glamour, sino en la crítica social y la sátira política.

 Maquillaje de Catrina en tonos rosas con una corona de flores y cabello rosa. Una versión estilizada y contemporánea del personaje del Día de Muertos.

El Nacimiento de la “Calavera Garbancera”: Una Crítica Hecha Dibujo

Para encontrar el origen de La Catrina, debemos viajar en el tiempo a finales del siglo XIX y principios del XX, a la época del Porfiriato en México. Fue en este contexto que el grabador y caricaturista José Guadalupe Posada le dio vida, aunque con otro nombre: la “Calavera Garbancera”.

 El grabado original de la "Calavera Garbancera" de José Guadalupe Posada, que muestra una calavera solo con un sombrero. Este es el origen de La Catrina.

Posada, conocido por sus ilustraciones que retrataban la vida cotidiana y la política con un humor ácido, publicó esta figura por primera vez en 1912. La “Garbancera” era una calavera que solo llevaba puesto un sombrero de estilo europeo, muy a la moda de la época. El nombre no era casualidad; según información del Gobierno de México, se usaba para describir a las personas, a menudo de origen indígena, que pretendían ser europeas y renegaban de sus raíces y su cultura.

Varias figuras artesanales de Catrinas hechas de papel maché, con vestidos coloridos y sombreros, mostrando la popularidad del personaje en el arte mexicano.

El mensaje de Posada era directo y poderoso: debajo de ese sombrero lujoso y esas pretensiones de alta sociedad, no había más que un esqueleto. Era una forma de decir que, sin importar la clase social, la riqueza o los intentos por aparentar algo que no se es, la muerte nos iguala a todos. La “Calavera Garbancera” era un recordatorio de que todos, al final, somos puros huesos.

Diego Rivera la Bautiza: De “Garbancera” a “Catrina”

La calavera de Posada, aunque popular en su tiempo, podría haber quedado como una más de sus geniales críticas si no fuera por la intervención de otro gigante del arte mexicano: Diego Rivera.

En 1947, Rivera pintó su monumental mural “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, una obra que hoy se exhibe en el Museo Mural Diego Rivera del INBAL. En el centro de esta pieza que recorre 400 años de la historia de México, el muralista tomó la “Calavera Garbancera” de Posada y la transformó.

Una persona con un elaborado disfraz de Catrina con un gran sombrero negro, plumas naranjas y un corazón sagrado en el pecho.

Rivera no solo la dibujó con un cuerpo completo, sino que la vistió con un elegante vestido largo y una estola de plumas que evoca a Quetzalcóatl, uniendo así la crítica social con el pasado prehispánico. Fue él quien la bautizó como “La Catrina”, el femenino de “catrín”, término que se usaba para describir a los hombres bien vestidos y aristocráticos de la época. En el mural, Rivera la coloca de la mano de su creador, José Guadalupe Posada, y de una versión infantil de sí mismo, consolidándola como una figura central de la identidad mexicana.

El Significado Profundo: La Muerte como la Gran Demócrata

Más allá de su elegancia, el significado de La Catrina sigue siendo el mismo que Posada le imprimió: la muerte es la gran demócrata. No distingue entre ricos y pobres, entre los que presumen de su estatus y los que viven con humildad. Es un concepto muy arraigado en la cultura mexicana, donde la muerte no se ve con un temor solemne, sino con familiaridad, humor y hasta celebración.

 Mujer de perfil con maquillaje de Catrina y un sombrero grande y elaborado con flores rojas y negras, un elemento clave del personaje.

La Catrina encarna perfectamente esta visión. Es una figura que se ríe de la vanidad y nos recuerda nuestra mortalidad de una manera festiva. Se convirtió en el símbolo perfecto para el Día de Muertos, una celebración que honra la memoria de los que se fueron, pero que también celebra la vida y el ciclo natural al que todos pertenecemos.

Una pareja caracterizada como La Catrina y el Catrín durante un desfile de Día de Muertos, representando la elegancia de la muerte.

Hoy, La Catrina ha trascendido su origen como caricatura política para convertirse en un estandarte del arte popular y la cultura mexicana a nivel mundial. Cada vez que vemos un rostro pintado de calavera o una figura artesanal de esta elegante dama, estamos viendo más que un disfraz; estamos viendo un siglo de historia, crítica y la profunda convicción de que, al final del día, todos somos calaveras.

Mujer caracterizada como La Catrina con maquillaje en tonos naranjas que evocan al cempasúchil, durante una celebración del Día de Muertos.
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