Un Verano en Nueva York: La historia del himno de El Gran Combo que le robó el alma a una ciudad
Hay canciones que son postales hechas música, que capturan el alma de un lugar y un momento para siempre. “Un Verano en Nueva York” de El Gran Combo de Puerto Rico es una de ellas. Este tema, que ha vuelto a sonar con fuerza gracias a artistas como Bad Bunny, es mucho más que una canción para bailar; es el retrato de lo que significaba ser latino en la Gran Manzana durante los años 70.
Una postal musical de la vida boricua en Nueva York
Para entender la magia de esta canción, hay que imaginarse a la comunidad puertorriqueña en Nueva York en esa época. Después de sobrevivir los duros inviernos y el otoño, la llegada del verano era una liberación. Las calles se convertían en su territorio, un espacio para celebrar su identidad y disfrutar de la vida.
“Un Verano en Nueva York” es precisamente eso: una crónica de la alegría veraniega. La letra, compuesta por el músico cubano Justi Barreto, es un recorrido por los planes favoritos de los boricuas en la ciudad: un paseo por Central Park, un viaje en barco por el río Hudson, una excursión a la Montaña del Oso (Bear Mountain) y, por supuesto, la celebración del Desfile Puertorriqueño (“el desfile borinqueño”). La canción se convirtió en el himno no oficial de esa experiencia, un símbolo de pertenencia y orgullo.
Los genios detrás del clásico inmortal
La canción fue grabada por “Los Mulatos del Sabor”, El Gran Combo de Puerto Rico, con un arreglo magistral de su legendario director, Rafael Ithier. La voz que inmortalizó el tema fue la de Andy Montañez, conocido cariñosamente como “El Niño de Trastalleres”, quien le imprimió un sentimiento único que conectó de inmediato con el público.
El tema fue incluido en el álbum “El Gran Combo 7”, lanzado el 8 de abril de 1975. Desde el momento en que empezó a sonar en la radio, la canción subió como la espuma, convirtiéndose en un clásico instantáneo que ha trascendido generaciones.
“¡Juega, rubio!”: El homenaje oculto en el solo de timbal
Uno de los momentos más emocionantes y memorables de la canción es el increíble solo de timbal. Durante la descarga, se escucha a Andy Montañez gritar: “¡Juega, rubio!”. Este grito no fue una improvisación cualquiera, sino un homenaje lleno de cariño.
El “rubio” era Mikey Marrero, el timbalero de la orquesta en esa época. Trágicamente, Marrero fallecería apenas tres años después de la grabación del disco. Sin saberlo, ese grito se convirtió en un tributo eterno a su talento y en uno de los momentos más icónicos de la historia de la salsa, cargado de una nostalgia agridulce.
Un clásico que se niega a morir
“Un Verano en Nueva York” es una de esas canciones que nunca pasan de moda. Ha sido bailada por medio mundo y representa la identidad de la comunidad latina que, lejos de su tierra, encontró en la música una forma de mantenerse conectada a sus raíces.
El álbum “El Gran Combo 7” es una joya de principio a fin, e incluye otros temas como “Vagabundo”, “Te vas a arrepentir” e incluso una versión del vallenato colombiano “Matilde Lina” de Leandro Díaz.
Hoy, casi 50 años después de su lanzamiento, “Un Verano en Nueva York” sigue siendo la banda sonora perfecta para un día de calor, un recordatorio de que, sin importar dónde estemos, la música siempre será nuestro hogar.
