¿Tu michi te amasa como si fueras pan? Te contamos qué significa ese “masajito” de amor
Si tienes un “gathijo” en casa, seguro te ha pasado. Estás tranquilamente en el sillón viendo la tele o a punto de dormir, y de repente, tu michi se sube, empieza a ronronear y comienza un rítmico movimiento con sus patitas delanteras, como si estuviera amasando la masa para un panecito. A veces lo hace sobre una cobija, otras veces sobre tu panza o tus piernas.

Este comportamiento, conocido popularmente como “amasar” o “hacer galletitas”, es una de las cosas más tiernas y a la vez misteriosas que hacen los gatos. Pero no es una maña sin sentido; es una forma de comunicación muy profunda que viene desde lo más hondo de su ser. Si tu gato te hace esto, siéntete afortunada, porque te está diciendo muchas cosas, y todas son buenas.
Un viaje a su infancia: El recuerdo de mamá gata
La razón principal y más aceptada por los expertos es que este comportamiento es un instinto que se queda grabado desde que son unos cachorritos. Cuando los gatitos son recién nacidos, amasan el vientre de su madre para estimular la salida de la leche mientras maman.

Este momento es para ellos sinónimo de seguridad, calor, comida y, sobre todo, del amor incondicional de su mamá. Por eso, cuando un gato adulto amasa, está recreando ese sentimiento de máxima comodidad y felicidad. Si lo hace sobre ti, te está viendo como su figura materna, como su fuente de seguridad y afecto. En resumen: te está diciendo que contigo se siente en casa, protegido y muy querido.
“Eres de mi propiedad”: Marcando su territorio con amor
Aunque suene un poco posesivo, el amasado también es una forma de marcar territorio. Los gatos tienen glándulas odoríferas en las almohadillas de sus patas. Cuando amasan una superficie (o a una persona), liberan feromonas, una especie de “perfume” único que nosotros no podemos oler, pero que otros animales sí.

Al dejar su olor en ti, tu gato está mandando un mensaje muy claro al mundo: “Esta persona es mía, es parte de mi familia y de mi territorio seguro”. Así que, más que un acto de dominio, es una forma de incluirte en su círculo más íntimo. Te está poniendo su sello de aprobación y cariño.
Preparando el nido para la siesta
Este comportamiento también tiene raíces en sus ancestros salvajes. Antes de ser los reyes de nuestros sillones, los gatos salvajes tenían que prepararse un lugar cómodo y seguro para descansar en la naturaleza. Amasaban la hierba alta, las hojas o la tierra para crear una especie de “nido” suave y cálido donde dormir o dar a luz a sus crías.

Cuando tu gato amasa esa cobija suavecita o tu regazo antes de acurrucarse para una siesta, está repitiendo ese instinto ancestral. Simplemente está “acomodando la cama” para asegurarse de que su lugar de descanso sea perfecto. Que elija hacerlo junto a ti o sobre ti, es una señal más de que se siente completamente a gusto a tu lado.
Un buen estirón para relajarse
A veces, la explicación es mucho más sencilla. ¿No te encanta estirarte bien rico después de una buena siesta? Los gatos también. El movimiento de amasar les permite estirar los músculos de sus patas, hombros y espalda después de haber estado dormidos. Es una forma de desentumirse y sentirse bien. Si lo combina con un ronroneo, es la señal de que está en un estado de relajación total.
Gato de concha de tortuga amasando un cojín suave con sus patas delanteras, un comportamiento instintivo que los gatos usan para preparar su lugar de descanso.
¿Qué hago si me lastima con sus uñas?
Sabemos que este “masajito de amor” a veces puede doler un poquito, sobre todo si tu michi saca las garras con la emoción del momento. ¡Pero cuidado! Nunca lo regañes ni lo apartes bruscamente. Recuerda que te está mostrando su afecto y podría confundirse o sentirse rechazado.

Lo mejor que puedes hacer es:
- Poner una barrera suave: Ten a la mano una cobija gruesa o un cojín y ponlo entre sus patitas y tu piel.
- Mantén sus uñas cortas: Un buen cuidado de sus garras ayudará a que los masajitos sean menos dolorosos.
- Redirige su atención: Si empieza a lastimarte, con mucha suavidad toma sus patitas y redirige el amasado hacia la cobija o acarícialo para distraerlo.
La próxima vez que tu michi empiece su ritual de panadero sobre ti, sonríe. Es una de las demostraciones de amor, confianza y felicidad más grandes que te puede dar.