El significado de la piñata en las posadas: una tradición de fe, lucha y recompensa
Las posadas ya están a la vuelta de la esquina y con ellas llega uno de los momentos más esperados por chicos y grandes: ¡romper la piñata! Mientras nos formamos para darle con el palo y cantamos con emoción “¡Dale, dale, dale, no pierdas el tino!”, pocas veces nos detenemos a pensar en la historia y el profundo significado que se esconde detrás de esta colorida tradición. No es solo un juego para ganar dulces, es una representación de la lucha entre el bien y el mal que tiene sus raíces en la evangelización de México.
¿De dónde viene la tradición de la piñata?
Aunque la asociamos directamente con México, la historia de la piñata comenzó muy lejos, en China. Se dice que el explorador Marco Polo observó cómo en el Año Nuevo chino se rompían figuras de animales cubiertas de papel de colores y rellenas de semillas como un símbolo de buena suerte. Llevó esta idea a Italia, donde se adaptó para las festividades de la cuaresma, y de ahí se extendió a España.

Fueron los misioneros agustinos quienes trajeron la piñata a México en el siglo XVI. Encontraron en ella una herramienta perfecta para la evangelización. La tradición se estableció con fuerza en Acolman, Estado de México, donde se integró a las “misas de aguinaldo”, que hoy conocemos como las posadas, para explicar de una manera sencilla conceptos religiosos a los pueblos originarios.
El simbolismo de la piñata de siete picos
La piñata tradicional, esa que vemos en forma de estrella, tiene un diseño muy específico cargado de simbolismo religioso. Cada uno de sus elementos representa una parte de la lucha espiritual.

- La forma de estrella y los 7 picos: La piñata clásica tiene siete picos, cada uno representando uno de los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
- Los colores brillantes: El papel de china de colores llamativos que la cubre simboliza las tentaciones del mundo, los placeres superficiales que nos atraen y nos pueden desviar del buen camino.
- La piñata como representación del mal: En conjunto, la piñata con sus picos y colores representa al demonio o al mal, que se presenta de forma atractiva para seducir a las personas.
Romper la piñata: la representación de la fe
El acto de romper la piñata es una completa alegoría de la fe venciendo al pecado. Cada objeto y acción tiene un propósito claro dentro de esta representación.

- La venda en los ojos: A la persona que le pega a la piñata se le cubren los ojos. Esto simboliza la fe, que se describe como “ciega”, la confianza en Dios para luchar contra el mal sin ver.
- El palo: El palo con el que se golpea la piñata representa la virtud o la fuerza de Dios que nos ayuda a vencer las tentaciones y a destruir el mal.
- Los cantos y los gritos: Mientras alguien le pega, los demás le echan porras y lo guían. Estos cantos simbolizan la guía de la comunidad y la iglesia para no perder el camino.
La recompensa de la fe: los dulces y la fruta
El momento culminante llega cuando la piñata se rompe y de su interior cae una lluvia de dulces y frutas. Este relleno también tiene un significado especial. Representa las bendiciones y las riquezas del reino de los cielos, que se obtienen como recompensa por haber vencido al pecado.
Originalmente, las piñatas se rellenaban con frutas de temporada como tejocotes, jícamas, cañas, mandarinas y cacahuates. Con el tiempo, se añadieron los dulces que tanto gustan a los niños.

Hoy en día, aunque para muchos el significado religioso ha pasado a un segundo plano, la piñata sigue siendo un elemento central de unión, alegría y nostalgia en las posadas. Nos recuerda la importancia de la comunidad, la emoción de la fiesta y la dulce recompensa que llega después del esfuerzo, una tradición que sigue llenando de sabor y color nuestras fiestas decembrinas.






