“Salsa y Control”: La historia del éxito de los Lebron Brothers que la industria no pudo detener
Hay canciones que nacen con estrella, temas que, sin importar los obstáculos, se abren paso hasta convertirse en himnos que marcan a generaciones enteras. Ese es el caso de “Salsa y Control”, el éxito monumental de los Lebron Brothers que, a pesar de tener todo en contra, se convirtió en una de las canciones más importantes en la historia de la salsa.
La historia detrás de este álbum es un testimonio de talento, perseverancia y del poder que tiene la música cuando conecta de verdad con el corazón del bailador, incluso cuando la propia industria le da la espalda.
Los Lebron Brothers: Un sonido familiar con sabor a Brooklyn
Para entender esta historia, primero hay que conocer a sus protagonistas. Los Lebron Brothers eran cinco hermanos de ascendencia puertorriqueña, originarios de Aguadilla, que crecieron en el vibrante ambiente de Brooklyn, Nueva York. Esta mezcla de raíces caribeñas y la influencia del soul y R&B estadounidense creó un sonido único, una fusión que los distinguía de otras orquestas de la época.
Su música tenía un toque orgánico, casi casero, que conectaba directamente con el barrio. No era la salsa más técnica o virtuosa, pero tenía un “feeling” y un sabor callejero que la hacían irresistible en la pista de baile.
El disco que lo cambió todo
El 31 de diciembre de 1969, prácticamente en la víspera de una nueva década, los Lebron Brothers lanzaron el álbum “Salsa y Control” bajo el sello Cotique Records. Lo que no sabían era que este disco, grabado con la energía que los caracterizaba, contendría la canción que definiría su carrera y que, paradójicamente, se convertiría en su mayor éxito justo cuando su suerte en la industria estaba a punto de cambiar drásticamente.
El álbum fue un éxito, y la canción que le da título se convirtió en un verdadero “palo” en la radio, sonando en todas las fiestas y consolidando a los hermanos como una fuerza a tener en cuenta en la escena salsera de Nueva York.
La venta a Fania y el comienzo de los problemas
Poco después de este triunfo, entre 1970 y 1971, el dueño de Cotique Records, George Goldner, decidió vender su sello discográfico a un gigante que estaba naciendo: Fania Records, la compañía de Jerry Masucci. Con esta negociación, todo el catálogo de Cotique, incluyendo a los Lebron Brothers, pasó a ser propiedad de Fania.
Aquí comenzó el problema. Según se cuenta, a Jerry Masucci no le gustaba el estilo de los Lebron Brothers. Su sonido no encajaba del todo con la línea musical que Fania quería promover. Como resultado, a pesar de tener en sus manos a los creadores de un éxito masivo como “Salsa y Control”, la nueva disquera prácticamente los hizo a un lado.
La promoción fue mínima, su imagen no fue impulsada y rara vez se les veía participando en los grandes eventos o conciertos de las Estrellas de Fania, que era la máxima plataforma de la época. Artistas como Johnny Pacheco o Larry Harlow colaboraron en algunas de sus producciones posteriores, pero la orquesta nunca recibió el respaldo que merecía.
Un ejército de seguidores que los hizo inmortales
A pesar del frío trato de la industria, ocurrió un fenómeno increíble. La música de los Lebron Brothers, y en especial “Salsa y Control”, tenía algo que ninguna campaña de marketing podía comprar: una conexión genuina con la gente.
Mientras la Fania los ignoraba, la canción se convirtió en un himno en lugares específicos donde su sonido crudo y sentimental caló hondo. Ciudades como Cali y Buenaventura en Colombia, o Lima en Perú, adoptaron a los Lebron Brothers como propios. Su música se convirtió en la banda sonora de barrios enteros, creando un “ejército” de seguidores leales que los ha mantenido vigentes hasta el día de hoy.
La historia de “Salsa y Control” es la prueba de que el verdadero éxito no siempre se mide en virtuosismo técnico o en grandes presupuestos de promoción. A veces, el sabor, el sentimiento y la autenticidad son más poderosos. Los Lebron Brothers, con todo en contra, lograron crear una canción inmortal que, más de 50 años después, sigue poniendo a todo el mundo a bailar.






