¿Sabes quién inventó la concha? La historia del pan que todos amamos te va a sorprender

Kenia Espinosa

2025-10-22

La combinación que cura cualquier mal: una conchita suavecita y un chocolate caliente espumoso.

La concha: La historia del pan que nació en Europa y se hizo mexicano

No hay nada como el olor a pan recién horneado por la mañana o esa sensación de “chopear” una concha de chocolate en un vaso de leche o café caliente. La concha no es solo un pan, es un apapacho, un recuerdo de la infancia, la compañera perfecta para la merienda y, sin duda, la reina de la panadería mexicana. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene? ¿Quién fue la mente maestra detrás de esta delicia?

Un plato con conchas de vainilla y chocolate junto a un vaso de leche, representando el pan dulce más popular de México cuyo origen es europeo.

La respuesta es más compleja y fascinante de lo que parece. No hay un solo inventor con nombre y apellido, sino una historia de fusión cultural, adaptación e ingenio que transformó un pan europeo en el ícono que es hoy.

Un sabor que cruzó el océano: El origen europeo

Para encontrar las raíces de nuestra querida concha, tenemos que viajar en el tiempo hasta la Europa del siglo XVIII, específicamente a Francia. La base de la concha es una masa dulce y enriquecida con huevo, leche y mantequilla, muy similar a la de un pan francés llamado brioche.

Un pan brioche francés, el antepasado europeo de la concha mexicana, mostrando el origen de la masa suave y esponjosa.

Fueron los panaderos y pasteleros europeos quienes, a lo largo del Virreinato y, sobre todo, durante el siglo XIX con la intervención francesa y el Porfiriato, trajeron a México sus técnicas y recetas. En esa época, la cultura francesa era vista como un sinónimo de elegancia y sofisticación, y su influencia se notó en la arquitectura, la moda y, por supuesto, en la comida. Los panaderos mexicanos aprendieron a trabajar estas masas suaves y esponjosas que eran muy diferentes al pan más rústico que se consumía hasta entonces.

¿Cómo nació la costra de azúcar que tanto amamos?

Aquí es donde la historia se pone buena y el ingenio mexicano entra en acción. El brioche francés no tenía la cubierta crujiente y dulce que caracteriza a la concha. Esta costra de azúcar fue una invención totalmente mexicana.

 Una concha de vainilla rebanada sobre una mesa de madera, destacando la costra de azúcar crujiente que es una invención mexicana.

Los panaderos de la época, al experimentar con la masa del brioche, buscaron darle un toque especial y distintivo. Crearon una pasta a base de manteca (o mantequilla), azúcar y harina, que se untaba sobre la bola de masa antes de hornearla. Al entrar al calor, esta pasta se expandía y se cocinaba, creando esa capa dulce y quebradiza que conocemos. Para evitar que la costra se rompiera de forma irregular, comenzaron a marcarla con un cortador especial, y la forma más sencilla y popular fue la que imitaba las rayas de una concha de mar. ¡Y así nació su nombre!

Entonces, ¿quién fue el inventor?

No se puede atribuir la invención de la concha a una sola persona. Fue un proceso de creación colectiva y anónima, producto del mestizaje culinario. Fue la obra de cientos de panaderos mexicanos que tomaron una receta europea y la adaptaron a los ingredientes locales y al gusto del pueblo.

 Conchas de vainilla y de fresa (color rosa) sobre un rebozo mexicano, mostrando la creatividad y variedad de este pan dulce.

Ellos fueron los verdaderos artistas que transformaron el brioche en algo completamente nuevo, dándole una identidad propia con la costra de vainilla o chocolate. La concha es, en esencia, el resultado de la creatividad y la tradición de la panadería mexicana.

La concha, un lienzo de sabor y tradición

Hoy en día, la concha es mucho más que un pan. Es un lienzo en blanco para la creatividad. Las panaderías modernas han experimentado con costras de diferentes sabores como fresa, cardamomo o incluso matcha. Se ha convertido en la base de postres innovadores, como las “concha-donas” o las “concha-hamburguesas”.

Una canasta llena de conchas de vainilla y chocolate recién horneadas, un pan indispensable en cualquier panadería mexicana.

Pero su versión clásica, la de vainilla o chocolate, sigue siendo la reina indiscutible. Es el pan que nos une en la mesa familiar, el que nos consuela en un día difícil y el que nos recuerda que las mejores cosas de la vida, como el pan, nacen de la mezcla de culturas y un toque de ingenio.

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