Roberto Roena: El bailarín que se convirtió en leyenda de la salsa con su Apollo Sound
La salsa tiene figuras que no solo tocaron un instrumento, sino que definieron un sonido y una época. Uno de ellos fue Roberto Roena, un artista que comenzó su carrera moviendo los pies como bailarín de mambo y terminó dirigiendo una de las orquestas más innovadoras del género, dejando un legado que sigue sonando con fuerza en los barrios de toda América Latina.

Nacido en Mayagüez, Puerto Rico, en 1940, Roena no inició su camino en la música detrás de un instrumento, sino en la pista de baile. Su talento para el mambo y el chachachá lo llevó a presentarse en diversos escenarios, donde su agilidad y estilo llamaron la atención del legendario director de orquesta Rafael Cortijo.
De la pista de baile a los bongós de Fania
Fue Cortijo quien, al ver su potencial rítmico, lo invitó a unirse a su combo. Aunque Roena no tenía formación musical formal, aprendió a tocar el bongó de manera empírica, guiado por su instinto y su oído. Esta experiencia fue su verdadera escuela, compartiendo escenario con figuras como Ismael Rivera y refinando su técnica en el corazón de la música afrocaribeña.

Años más tarde, tras la disolución del combo original de Cortijo, Roena se unió a El Gran Combo de Puerto Rico, donde permaneció por un tiempo antes de dar el salto que lo consolidaría como una estrella. En la década de los 60, fue reclutado para formar parte de la Fania All-Stars, el colectivo de músicos que llevó la salsa a un nivel global. Dentro de esta constelación de estrellas, Roena no solo era el bongosero; era un showman. Su presencia en el escenario, combinando la percusión con pasos de baile y una energía única, lo convirtió en una pieza clave del espectáculo.
El nacimiento del Apollo Sound: Una revolución sonora
A pesar de su éxito con Fania, Roberto Roena sentía la necesidad de explorar su propia visión musical. En 1969, fundó su orquesta: Roberto Roena y su Apollo Sound. El nombre fue un homenaje a la misión espacial Apolo 11, que llegó a la luna ese mismo año, y reflejaba la intención de Roena de crear un sonido “de otro mundo”.

Y lo logró. El Apollo Sound se distinguió por una propuesta musical que rompía moldes. Su sección de vientos, con dos trombones, dos trompetas y un saxofón, le daba una potencia y una textura diferentes a las orquestas de salsa tradicionales. Roena fusionó la salsa con elementos del jazz, el rock psicodélico, el funk y el soul, creando un sonido sofisticado pero siempre bailable.
Con su orquesta, lanzó una serie de éxitos que se convirtieron en clásicos inmortales. Temas como “Traición”, “Lamento de Concepción”, “Avísale a mi contrario” y “Consolación” son ejemplos perfectos de su estilo: arreglos complejos, solos virtuosos y un ritmo contagioso que invitaba a la pista. Roena no solo dirigía, también participaba activamente en el espectáculo, bailando y tocando la campana (cencerro) con una maestría que se volvió su sello personal.
Un legado que sigue vivo
Roberto Roena fue uno de los pocos músicos de la Fania All-Stars sin una formación académica formal. Su conocimiento no venía de los conservatorios, sino de la calle, de la escucha atenta y de un talento innato para el ritmo. Demostró que el “sabor” es algo que se lleva dentro y que la pasión puede superar cualquier barrera técnica.

El músico falleció el 23 de septiembre de 2021, a los 81 años, dejando un vacío en el mundo de la salsa. Sin embargo, su legado musical sigue más vivo que nunca. Cada vez que suena una campana con ese ritmo particular, cada vez que una orquesta se atreve a experimentar con nuevos sonidos, la influencia de Roberto Roena está presente. Su historia es un recordatorio de que la música es un lenguaje universal que nace del corazón y se expresa con el cuerpo entero, desde los pies del bailarín hasta las manos del percusionista.