Lewis Kahn, el “otro judío maravilloso” que moldeó el sonido de la salsa
En el universo de la salsa, hay nombres que brillan con luz propia como Celia Cruz, Willie Colón o Héctor Lavoe. Sin embargo, detrás del sonido potente y melódico que definió una era, existieron músicos cuyo talento fue fundamental, aunque sus nombres no siempre estuvieron en primera plana. Uno de ellos fue Lewis Kahn, un virtuoso del violín y el trombón que, con su formación clásica y su pasión por el ritmo del barrio, se convirtió en una pieza clave de la Fania All-Stars y otras orquestas legendarias.

Nacido en Los Ángeles en 1946, Kahn inició su camino en la música con el violín, un instrumento que heredó de su abuelo. Su formación fue estrictamente clásica, llegando a estudiar en la prestigiosa Juilliard School of Music en Nueva York con la meta de ser un trombonista sinfónico. Sin embargo, el destino lo llevó a los ritmos latinos que explotaban en la Gran Manzana durante los años 60, un mundo que abrazó y transformó para siempre.
De la orquesta sinfónica a las calles de Nueva York
El cambio de la música clásica a la latina no fue planeado. Según relató en entrevistas, un compañero lo llamó para un trabajo en una banda de bugalú, un género que fusionaba ritmos afrocubanos con soul. Ese fue su primer contacto con la escena que más tarde se conocería como salsa. Su habilidad para dominar tanto el trombón como el violín le abrió las puertas de las agrupaciones más importantes del momento.

En 1969, se unió a la Orchestra Harlow, liderada por el pianista Larry Harlow, conocido como “El Judío Maravilloso”. La incorporación de Kahn fue tan significativa que pronto se ganó el apodo de “el otro judío maravilloso”, un reconocimiento a su talento y a la dupla que formó con Harlow. Su violín se puede escuchar en éxitos como “La Cartera”, donde su solo se convirtió en una marca distintiva del tema.
Un pilar en la Fania All-Stars y colaborador de gigantes
El talento de Lewis Kahn lo llevó a formar parte de la legendaria Fania All-Stars, la agrupación que reunió a los más grandes exponentes del sello Fania Records. Con ellos, participó en conciertos históricos y grabaciones que llevaron la salsa a un público global. Su trombón potente y su violín melódico se convirtieron en parte del sonido característico de la orquesta.

Además de su trabajo con Harlow y la Fania, Kahn colaboró con una lista interminable de estrellas de la música latina. Su nombre aparece en los créditos de discos de Eddie Palmieri, Celia Cruz, Willie Colón, Rubén Blades y Tito Puente. Participó en más de 300 grabaciones a lo largo de 50 años de carrera, dejando su huella en himnos de la salsa como “Quítate Tú”, donde su trombón es parte fundamental del arreglo.
El legado de un músico discreto pero fundamental
A pesar de su impresionante trayectoria, Lewis Kahn siempre mantuvo un perfil bajo. No buscaba la fama ni ser la figura central en el escenario; su pasión era la música. Su disciplina, forjada en la música clásica, le permitió fusionar la técnica del jazz, la cadencia del son cubano y la complejidad de la sinfonía en un estilo único.

Lewis Kahn falleció en febrero de 2019 a los 72 años, dejando un vacío en la música latina. Aunque su rostro no sea tan reconocido como el de los cantantes a los que acompañó, su sonido es inmortal. Sin su aporte, la salsa neoyorquina no habría tenido esa fuerza metálica en los trombones ni esa dulzura melódica en los violines que la hicieron famosa en todo el mundo. Su legado perdura en cada nota de esas canciones que siguen poniendo a bailar a generaciones enteras.







