No era el cantante principal, pero sin él la Fania All-Stars no sonaría igual
Cuando pones una salsa de la Fania, de esas que te erizan la piel y te obligan a pararte a bailar, escuchas las voces de Héctor Lavoe, Ismael Miranda o Cheo Feliciano al frente. Pero si pones atención, detrás de ellos hay una fuerza, un coro potente que es la columna vertebral de la canción. Esa voz, que le da peso, calle y sabor a los clásicos de la salsa dura, tiene un nombre: Adalberto Santiago.
Aunque muchos no lo identifiquen como el cantante principal, Adalberto Santiago fue el arma secreta de la Fania. Un músico cuya labor en los coros fue tan fundamental que, sin él, la historia de la salsa simplemente no sonaría igual.
El Corista que Era la Columna Vertebral del Sonido
Mientras otras estrellas buscaban la fama y las luces del frente del escenario, Adalberto Santiago se dedicaba a construir el sonido desde adentro. Como se destaca en el video de La Firma Salsera, si tu salsa favorita de la Fania tiene “coros duros”, es casi seguro que él está ahí. No era un simple corista que repetía una frase; era un arquitecto vocal. Su trabajo consistía en meter armonías, fuerza y ese toque de barrio que definía a la salsa neoyorquina de los años 70.
Su voz tenía una textura única, ligeramente nasal y con una potencia increíble, que se mezclaba a la perfección con los metales agresivos y la percusión afincada del género. Los productores y directores de orquesta lo sabían, y por eso lo llamaban constantemente. Su presencia en una grabación no era casualidad, era una garantía de calidad y de “sabor” auténtico.
La Voz de la Orquesta de Ray Barretto
Antes de convertirse en el corista más solicitado del género, Adalberto Santiago fue la voz principal de una de las orquestas más legendarias: la de Ray Barretto. Desde 1966 hasta 1972, fue el cantante de planta del “Manos Duras”, grabando álbumes icónicos como Acid y Hard Hands. Fue su voz la que inmortalizó clásicos como “Quítate la Máscara”, “Alma con Alma” y “Fuerza Gigante”.
Esa etapa fue crucial, ya que consolidó su estilo y demostró que tenía el talento y el carisma para liderar una agrupación. Sin embargo, su versatilidad y su increíble oído musical lo hicieron indispensable en el estudio de grabación para otras estrellas.
El Sello Secreto de Willie Colón, Rubén Blades y Media Fania
Cuando Adalberto dejó la orquesta de Barretto, su teléfono no paró de sonar. Se convirtió en la voz que todos querían en sus coros. Grabó con prácticamente todas las figuras importantes del sello Fania y más allá. Hizo coros para las producciones de Willie Colón, incluyendo las que tenían a Rubén Blades como cantante. También colaboró con Ismael Miranda, Roberto Roena, Larry Harlow y, por supuesto, fue una pieza clave en las grabaciones y presentaciones de la Fania All-Stars.
Su capacidad para acoplarse a cualquier estilo, desde la salsa social de Blades hasta la salsa romántica que exploró más tarde en su carrera, lo convirtió en una leyenda silenciosa. No necesitaba estar al frente para brillar; su brillo estaba en hacer que los demás sonaran aún mejor.
Un Legado que Resuena en Cada Coro
Adalberto Santiago también tuvo una exitosa carrera como solista, pero su mayor legado está en esa segunda voz, en ese coro que se siente como un golpe en el pecho. Él representa a esa generación de músicos que entendían que la salsa era un trabajo en equipo, donde cada instrumento y cada voz eran vitales.
Así que la próxima vez que escuches un clásico de la salsa y sientas la energía del coro, recuerda el nombre de Adalberto Santiago. Él es la prueba de que, a veces, la voz más importante no es la que canta la primera estrofa, sino la que sostiene toda la canción.
