¿Qué pasó el 8 de noviembre de 1519? La fecha que cambió la historia de México para siempre

Kenia Espinosa

2025-11-09

La caída de Tenochtitlan el 13 de agosto de 1521 significó no solo una derrota militar, sino también una catástrofe demográfica y la destrucción de una de las ciudades más grandes del mundo.

8 de noviembre de 1519: El día que Tenochtitlan conoció a Hernán Cortés

El 8 de noviembre de 1519 es una fecha grabada en la historia de México. Ese día, el tlatoani mexica Moctezuma Xocoyotzin y el conquistador español Hernán Cortés se encontraron por primera vez en uno de los accesos a la majestuosa ciudad de México-Tenochtitlan. Este suceso no fue una batalla, sino un encuentro diplomático cargado de tensión, curiosidad y presagios, que marcó el inicio del capítulo final para el imperio mexica y el comienzo de la configuración de un nuevo mundo.

Ilustración del encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma el 8 de noviembre de 1519. La imagen muestra el saludo diplomático que dio inicio a un proceso que cambiaría la historia de México.

El largo camino hacia el corazón del imperio

Para entender la importancia de ese día, es necesario retroceder varios meses. Hernán Cortés había desembarcado en las costas de lo que hoy es Veracruz en abril de 1519, desobedeciendo las órdenes del gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Desde su llegada, su objetivo fue claro: avanzar hacia el centro del territorio para conocer y, eventualmente, someter al poderoso imperio del que tanto hablaban los pueblos costeros.

Pintura que representa la captura de Cuauhtémoc, el último tlatoani mexica. Este evento, ocurrido el 13 de agosto de 1521, marcó el fin de la resistencia y la caída de Tenochtitlan.

Durante su travesía, Cortés y sus hombres no estuvieron solos. Su avance fue posible gracias a una compleja red de alianzas estratégicas con pueblos indígenas que eran tributarios o enemigos directos de los mexicas. El pacto más significativo fue con los tlaxcaltecas, un señorío que había resistido durante décadas el dominio de Tenochtitlan. Tras un enfrentamiento inicial, los tlaxcaltecas se convirtieron en sus aliados más importantes, proporcionando miles de guerreros que acompañaron a las tropas españolas en su marcha.

El encuentro en la calzada de Iztapalapa

La mañana del 8 de noviembre, el ejército compuesto por españoles, tlaxcaltecas y otros aliados indígenas avanzó por la calzada de Iztapalapa, una de las principales vías que conectaban la tierra firme con la isla de Tenochtitlan. Las crónicas de la época, como las de Bernal Díaz del Castillo, describen el asombro de los recién llegados al contemplar la imponente ciudad construida sobre el agua, con sus enormes templos, palacios y un bullicio que evidenciaba su grandeza.

Grabado histórico que muestra a Hernán Cortés siendo recibido por los mexicas. La escena ilustra cómo los nativos ofrecieron mantas y flores como señal de bienvenida.

El punto exacto del encuentro fue Huitzilan, un lugar donde se unían las calzadas. Allí, Moctezuma Xocoyotzin, el gobernante más poderoso de Mesoamérica, salió a recibir a los extranjeros. El tlatoani era transportado en un fastuoso palanquín, adornado con plumas de quetzal, oro y piedras preciosas. Vestía ropajes ceremoniales y caminaba sobre mantas que sus súbditos extendían para que sus pies no tocaran el suelo.

Pintura que ilustra el diálogo entre Hernán Cortés y un líder mexica, con Malintzin actuando como intérprete. Su papel fue crucial para la comunicación entre ambos mundos.

Cortés, por su parte, se acercó a caballo. Según los relatos, intentó abrazar a Moctezuma, un gesto que fue impedido por los nobles mexicas, ya que su gobernante era considerado una figura semidivina a la que no se podía tocar. A cambio, se produjo un intercambio de regalos: Cortés le ofreció a Moctezuma un collar de cuentas de vidrio, mientras que el tlatoani le entregó collares de oro y joyas.

Una hospitalidad llena de tensión

Tras el saludo formal, Moctezuma guio a los españoles hacia el interior de la ciudad. Los alojó en el Palacio de Axayácatl, un complejo de edificaciones que había pertenecido a su padre. Durante los días siguientes, los españoles vivieron como huéspedes en el corazón del imperio. Recorrieron la ciudad, maravillándose con el mercado de Tlatelolco, la organización social y la monumentalidad del Templo Mayor.

Pintura que representa la entrada de las tropas de Hernán Cortés y sus aliados tlaxcaltecas a una ciudad mesoamericana. La imagen refleja la alianza hispano-indígena.

Sin embargo, esta convivencia pacífica era frágil. Los españoles eran conscientes de su vulnerabilidad, rodeados por miles de guerreros mexicas. Por su parte, Moctezuma y la nobleza mexica intentaban descifrar las verdaderas intenciones de los visitantes. La estancia de los españoles en el palacio se convirtió en una especie de cautiverio dorado para el propio Moctezuma, quien poco después fue retenido por Cortés como una garantía de seguridad.

El principio del fin de una era

El encuentro del 8 de noviembre de 1519 no fue la conquista en sí misma, pero sí el catalizador que desató los eventos posteriores. La presencia española en Tenochtitlan generó un descontento creciente entre la población y la nobleza mexica, que culminaría meses después con la matanza del Templo Mayor ordenada por Pedro de Alvarado, la sublevación del pueblo, la muerte de Moctezuma y la posterior huida de los españoles en el episodio conocido como la “Noche Triste”.

 Pintura épica de la batalla en el Templo Mayor de Tenochtitlan. La escena representa la feroz resistencia de los guerreros mexicas contra los conquistadores españoles.

Aquel día marcó el punto de no retorno. Fue el momento en que dos visiones del mundo, dos ejércitos y dos líderes se vieron cara a cara, iniciando un proceso de confrontación, negociación y violencia que, casi dos años después, el 13 de agosto de 1521, concluiría con la caída de México-Tenochtitlan y el inicio del periodo virreinal.

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