¿Maniquí o cuerpo embalsamado? La escalofriante leyenda de La Pascualita
En el corazón de la ciudad de Chihuahua, hay una tienda de vestidos de novia llamada “La Popular”. Para muchos, es solo un negocio más, pero para los locales y los curiosos, es el hogar de una leyenda que ha helado la sangre de generaciones. En su aparador principal no hay un maniquí cualquiera; está ella, “La Pascualita”, una figura tan realista y con una mirada tan profunda que muchos juran que no es de cera, sino el cuerpo embalsamado de una novia que nunca llegó al altar.

Esta es la historia de un amor interrumpido por la tragedia y la obsesión de una madre que, según cuenta la leyenda, se negó a dejar ir a su hija.
El Origen de la Leyenda: Una Boda que Terminó en Tragedia
Todo comenzó el 25 de marzo de 1930. Ese día, llegó a la tienda “La Popular”, propiedad de Doña Pascualita Esparza Perales de Pérez, un maniquí que no se parecía a ningún otro. Tenía el cabello de implantes reales, ojos de cristal, pestañas y cejas detalladas, y un tono de piel tan natural que causó un impacto inmediato. La gente se detenía en la calle solo para admirar su belleza y su increíble realismo.

Pronto, los chihuahuenses notaron un parecido asombroso entre el maniquí y la hija de la dueña, una joven hermosa que, según se rumoreaba, estaba a punto de casarse. La leyenda cuenta que, el día de su boda, mientras se preparaba para ir a la iglesia, un alacrán o una araña viuda negra la picó, causándole la muerte de forma fulminante.

El dolor de Doña Pascualita fue tan inmenso que, negada a aceptar la pérdida, decidió embalsamar el cuerpo de su hija. Días después, la vistió con el ajuar de novia que nunca pudo usar y la colocó en el aparador de la tienda, para poder verla y admirarla todos los días. Así, su hija se convirtió en “La Pascualita”, la novia eterna de Chihuahua.
Los Misterios que Alimentan el Mito de “La Chonita”
Durante casi un siglo, la leyenda ha crecido gracias a los inexplicables detalles que rodean a la figura. Quienes la han visto de cerca aseguran que sus manos son demasiado reales, con arrugas, huellas dactilares y hasta pequeñas venas visibles bajo la piel. Su mirada parece seguir a los visitantes y, dependiendo del día, algunos dicen que su expresión cambia, mostrando tristeza o incluso una leve sonrisa.

Las empleadas de la tienda han sido las principales testigos de sus misterios. A lo largo de los años, han contado historias escalofriantes. Aseguran que por las noches, “La Pascualita” cambia de posición por sí sola. Cambiarle el vestido es una tarea que solo unas pocas se atreven a hacer, y siempre a puerta cerrada y cubriendo su cuerpo con una sábana. Quienes lo han hecho, juran que al tocarla, su piel se siente suave y fría, como la de un cuerpo humano, y no dura y hueca como la de un maniquí.

Incluso le pusieron el apodo de “La Chonita” debido a su cabello rizado (“chinito”). Se dice que su cabello es real y que incluso le crece, al igual que las uñas.
¿Realidad o Ficción? El Secreto Mejor Guardado de Chihuahua
A pesar de la fuerza de la leyenda, los dueños de la tienda siempre han negado la historia. Afirman que “La Pascualita” es simplemente un maniquí de cera muy bien hecho, traído desde Francia. Sin embargo, nunca han permitido que se le realicen pruebas para confirmar o desmentir el mito, lo que solo ha aumentado el misterio.

Expertos en conservación señalan que sería prácticamente imposible que un cuerpo embalsamado en los años 30 se mantuviera en tan perfecto estado, especialmente expuesto a la luz del sol en un aparador durante décadas. A pesar de la lógica, la leyenda es más poderosa.

Hoy, “La Pascualita” es más que un maniquí; es un ícono cultural de Chihuahua y un destino turístico. Cientos de personas la visitan cada año, buscando en sus ojos de cristal una respuesta al misterio. Sea cual sea la verdad, la historia de la novia que espera eternamente en el aparador sigue viva, recordándonos que hay leyendas que se niegan a morir.






