El desfile de estrellas que definió un sonido
La etapa comprendida entre 1947 y finales de la década de 1950 es referida por historiadores como la “Época de Oro” de la Sonora Matancera. Durante este período, el conjunto integró a una serie de cantantes que definieron su identidad y expandieron su alcance internacional. Parte del éxito en la integración de estas voces se atribuye al pianista y arreglista Severino Ramos. Su trabajo fue clave para establecer el sonido distintivo del conjunto, ya que desarrollaba arreglos musicales específicos para la tesitura y el estilo de cada nuevo cantante.
Uno de los primeros intérpretes de gran renombre en unirse a sus filas fue el puertorriqueño Daniel Santos, quien se integró en octubre de 1948. Con Santos, la agrupación grabó temas que alcanzaron una amplia difusión en el continente.

Antes de la llegada de Santos, Bienvenido Granda ya formaba parte del conjunto desde 1944. Conocido como “El Bigote que Canta”, Granda se convirtió en el vocalista de planta y fue uno de los cantantes que más grabaciones realizó con la orquesta, estableciendo un estilo particular en el bolero y la guaracha.
El 3 de agosto de 1950, Celia Cruz se incorporó a la Sonora Matancera. Su llegada marcó un punto de inflexión para la agrupación. Durante los 15 años que permaneció con el conjunto, grabó temas como “Burundanga” y “El Yerbero Moderno”, que se convirtieron en éxitos internacionales. La presencia de Cruz consolidó la proyección mundial del grupo y su nombre quedó permanentemente asociado al de la orquesta.
Más allá de Cuba: La internacionalización de las voces
La Sonora Matancera fue un punto de encuentro para el talento de diversas nacionalidades. Su capacidad para adaptar su sonido a diferentes estilos atrajo a artistas de todo el continente.
- Desde Colombia, Nelson Pinedo, “El Almirante del Ritmo”, se unió en 1953 y popularizó canciones como “Me voy pa’ La Habana”.
- El dominicano Alberto Beltrán, “El Negrito del Batey”, aportó el merengue y ritmos de su país.
- Desde Argentina, Leo Marini y Carlos Argentino grabaron con la agrupación.
- Entre los cubanos destacan Celio González (se unió en 1956 en sustitución de Granda) y Vicentico Valdés.
- Myrta Silva, de Puerto Rico, fue otra de las voces femeninas destacadas antes de Celia Cruz.

Investigadores como Héctor Ramírez Bedoya han documentado que al menos 47 vocalistas grabaron con la orquesta, procedentes de Cuba, Puerto Rico, Colombia, Argentina, México y República Dominicana.
Un legado que continúa a través de sus intérpretes
La Sonora Matancera salió de Cuba el 15 de junio de 1960 para cumplir un contrato en México y, debido a la situación política en la isla, no regresó. La agrupación se estableció primero en México y luego en Nueva York, desde donde continuó su carrera.
Tras el fallecimiento de su director histórico Rogelio Martínez en 2001, su hijo Rogelio Martínez Jr. asumió la dirección.
El legado de la Sonora Matancera se preserva en su extensa discografía (más de mil grabaciones) que documentan las voces y el sonido del conjunto, parte fundamental de la historia de la música latina. Su impacto se extendió a generaciones posteriores; músicos de la salsa reconocen la existencia de una “influencia matancerizante”, término que describe el impacto del estilo de la orquesta en este movimiento musical.
