Tite Curet Alonso: El cartero que escribió los himnos de la salsa que bailamos hoy
¿Alguna vez te has preguntado quién está detrás de la letra de esas salsas que te hacen bailar, recordar y hasta sentir que te cuentan tu propia vida? Detrás de muchos de los himnos más grandes del género, no hay un músico de conservatorio, sino un cartero puertorriqueño que, mientras repartía correspondencia, escribía poesía para el barrio: Tite Curet Alonso.

El cartero que repartía versos en Nueva York
Catalino “Tite” Curet Alonso nació en Guayama, Puerto Rico, y se crió en el Barrio Obrero de Santurce, un lugar donde la música se respiraba en cada esquina. Aunque su destino parecía ser el de un trabajador común, su talento para escribir era extraordinario.

Durante más de 20 años, trabajó como cartero en Nueva York. Imagina la escena: un hombre caminando por las calles de la gran ciudad, con un saco lleno de cartas, pero con la cabeza llena de rimas y melodías. En sus rutas, observaba la vida de los migrantes, sus alegrías, sus tristezas y su lucha diaria. Todo eso lo convertía en letras que hablaban de orgullo, amor y resistencia.
La pluma detrás de las leyendas de la Fania
Tite Curet Alonso no solo escribía canciones, creaba himnos que definieron la carrera de los artistas más legendarios de la salsa. Su estilo era único porque no solo te hacía mover los pies, te hacía pensar. Era el maestro de la “salsa con conciencia”.

Fue el cerebro detrás de joyas inmortales como:
- “Las Caras Lindas”: Un canto al orgullo de la herencia africana, inmortalizado en la voz del gran Ismael Rivera.
- “Anacaona”: La historia de la reina taína, que se convirtió en un éxito mundial gracias a la interpretación de Cheo Feliciano.
- “Juanito Alimaña”: Una crónica de la vida en el barrio, popularizada por la dupla explosiva de Willie Colón y Héctor Lavoe.
Su capacidad para contar historias era tan grande que los mejores cantantes hacían fila para que les escribiera una canción. Sabían que una letra de Tite era garantía de conectar directamente con el corazón del pueblo.

El legado de la “salsa con conciencia”
Aunque su trabajo diario era entregar cartas, la verdadera entrega de Tite Curet Alonso fue musical. Su misión fue darle voz al pueblo afrocaribeño, mostrar su belleza, su dolor y, sobre todo, su inmenso orgullo. Sus canciones eran un espejo en el que se miraba la gente del barrio, los que luchaban por un futuro mejor lejos de su tierra.

A 100 años de su nacimiento, la pluma de Tite Curet sigue más viva que nunca. Su música sigue sonando en cada fiesta, en cada sonidero y en cada esquina donde la salsa vive. Porque mientras haya ritmo y conciencia, mientras haya una historia que contar y un baile que sentir, el cartero que se convirtió en poeta nunca morirá.






