Hay canciones que, sin importar el año, encienden la fiesta y llenan la pista de baile. Una de ellas es “Rumbón Melón”, un tema que con sus primeros acordes invita al movimiento. Detrás de este clásico de la música latina se encuentra la historia de un músico innovador y de un joven cantante que iniciaba su camino a la fama.
El responsable de este éxito es Joey Pastrana, un músico que supo capturar la esencia de una época de fusiones y experimentación sonora. Su trabajo no solo dejó un himno para los bailadores, sino que también sirvió como plataforma para algunas de las voces más importantes de la salsa.
¿Quién fue Joey Pastrana, el genio detrás del boogaloo?
Joseph Pastrana nació en Santurce, Puerto Rico, en 1942, pero creció en el vibrante ambiente de Nueva York. Este cruce cultural definió su estilo musical. Desde joven, mostró una inclinación natural por la percusión, dominando instrumentos como el bongó, la conga, la campana y los timbales.

La Nueva York de los años 60 era un hervidero de sonidos. El boogaloo, el latin soul y la salsa neoyorquina estaban en pleno desarrollo, y Pastrana se sumergió en esa escena. No se limitó a ser un instrumentista; también desarrolló sus habilidades como compositor y director de orquesta, con una visión clara del sonido que quería crear.
Los inicios de una leyenda: su paso por la orquesta de Bobby Valentín
Antes de liderar su propia agrupación, Joey Pastrana ganó experiencia fundamental como timbalero en la orquesta de otra figura importante: Bobby Valentín. Su participación en esta banda le permitió perfeccionar su técnica y entender las dinámicas de una orquesta profesional.
Junto a Valentín, Pastrana grabó dos álbumes que marcaron sus primeros años en la industria. El primero fue “Ritmo Pa’ Gozar” en 1965. Al año siguiente, en 1966, participó en la grabación de “Young Man With a Horn”. Esta etapa fue crucial para que Pastrana definiera su identidad musical y se preparara para dar el siguiente paso en su carrera.
“Let’s Ball”: El álbum que consolidó un sonido único
Con la experiencia adquirida, Joey Pastrana decidió formar su propia orquesta. Su objetivo era claro: crear música que hiciera bailar al público, con un sonido distintivo y lleno de cadencia. Una de las características que diferenció a su orquesta fue la inclusión de dos coristas femeninas, Sonia Rivera y Becky Rivera.
Las voces de Sonia y Becky añadieron una textura fresca y un toque de soul a los coros, un elemento que no era común en todas las orquestas de la época. En 1967, bajo el sello Cotique, Joey Pastrana y su Orquesta lanzaron el álbum “Let’s Ball”. Esta producción se convertiría en una pieza clave de su discografía y del movimiento del boogaloo.
“Rumbón Melón” y la voz de un joven Ismael Miranda
Dentro del álbum “Let’s Ball” se encontraba la canción “Rumbón Melón”. El tema se convirtió rápidamente en un éxito, pero pocos sabían en ese momento que la voz principal pertenecía a un cantante de tan solo 17 años: Ismael Miranda.
Miranda, quien más tarde sería conocido como “El Niño Bonito de la Salsa”, daba sus primeros pasos como vocalista profesional. Su interpretación en “Rumbón Melón” demostró el talento que lo llevaría a convertirse en una de las estrellas de la Fania. La combinación del arreglo musical de Pastrana y la energía juvenil de Miranda resultó en una canción que trasciende generaciones.
Un semillero de estrellas: los cantantes que pasaron por su orquesta
El ojo de Joey Pastrana para identificar talento no se detuvo en Ismael Miranda. Su orquesta fue una importante plataforma para otros vocalistas que dejaron su huella en la salsa. Por sus filas pasaron cantantes como Carlitos Santos y el reconocido Chivirico Dávila.

Incluso, Héctor Lavoe llegó a cantar con la orquesta de Pastrana. Aunque su participación no quedó registrada en los créditos de los discos debido a su contrato de exclusividad con el sello Fania, los carteles de la época anuncian presentaciones de “Joey Pastrana y su Orquesta con Héctor Lavoe”. Esto demuestra la relevancia que tenía la agrupación en la escena musical de Nueva York. El legado de Joey Pastrana, quien falleció en 2014, perdura en cada fiesta donde suena “Rumbón Melón”, un recordatorio de su genio musical y su contribución a la historia de la música latina.






