Exconvento de San Hipólito: La historia de fantasmas, locura y lujo que se esconde en el corazón de la CDMX
Seguro lo has visto miles de veces al pasar por el cruce de Paseo de la Reforma y la avenida Hidalgo. Es una imponente construcción de tezontle rojo y cantera gris que se roba las miradas, un pedacito del México antiguo que sobrevive entre el caos de la ciudad. Pero detrás de esos muros que hoy albergan fiestas y eventos de lujo, el Exconvento de San Hipólito esconde una historia de sangre, locura y hasta pactos con el diablo.
Este lugar no es solo un edificio bonito; es un testigo silencioso de casi 500 años de la historia de nuestra ciudad, desde la Conquista hasta nuestros días.
El Origen: Un monumento a la peor derrota de Cortés
Para entender por qué está ahí, tenemos que viajar en el tiempo hasta el 30 de junio de 1520, a la famosa “Noche Triste”. Fue en esta zona, sobre la calzada de Tlacopan, donde los guerreros mexicas les dieron una paliza a Hernán Cortés y sus hombres, obligándolos a huir y perdiendo a gran parte de su ejército.

Un año después, tras la caída de Tenochtitlan, Cortés ordenó construir una pequeña ermita en ese mismo lugar. No era para celebrar, sino para recordar a los españoles caídos en esa humillante derrota. La llamaron la “Ermita de los Mártires” y la dedicaron a San Hipólito, porque fue en su día, el 13 de agosto de 1521, cuando finalmente lograron conquistar la capital azteca.
El primer hospital para enfermos mentales de toda América
Lo que empezó como una pequeña capilla se transformó en 1566 en algo mucho más grande: el Real Hospital de San Hipólito para Dementes. Fundado por la orden religiosa de los Hipólitos, se convirtió en el primer hospital en todo el continente americano dedicado exclusivamente a atender a personas con enfermedades mentales.

Durante más de 300 años, sus muros albergaron a hombres y mujeres que la sociedad consideraba “locos”. Las condiciones, como era de esperarse en esa época, eran muy duras. Era un lugar de sufrimiento y aislamiento, lo que con el tiempo alimentó las leyendas que hasta hoy se cuentan sobre el lugar.
Las leyendas y el demonio de San Hipólito
Un lugar con un pasado tan denso no podía librarse de las historias de fantasmas. Los vecinos y veladores del área aseguran que por las noches se escuchan lamentos, gritos y el arrastrar de cadenas, supuestamente de las almas en pena de los antiguos pacientes.

Pero la leyenda más famosa es la del demonio de San Hipólito. Se cuenta que uno de los monjes de la orden, desesperado por la falta de recursos para atender a los enfermos, hizo un pacto con el diablo. A cambio de dinero y poder, le entregó su alma. La leyenda dice que el demonio se quedó a vivir en el convento y que, por las noches, su presencia se siente en los pasillos más oscuros del edificio, tentando a los débiles de espíritu.
De hospital a cuartel militar
Con la llegada de las Leyes de Reforma a mediados del siglo XIX, la Iglesia perdió muchas de sus propiedades. El gobierno expropió el edificio y, por su tamaño y ubicación estratégica, le encontró un nuevo uso: fue transformado en cuartel y hospital militar. Los pasillos que antes escuchaban los rezos de los monjes y los lamentos de los pacientes, ahora resonaban con el eco de las botas de los soldados y las órdenes de los generales. El exconvento se convirtió por un tiempo en un escenario de la vida castrense de México.
El olvido y la vida de vecindad
Tras su uso militar, el edificio cayó en el abandono. El gobierno lo dejó a su suerte y, como ocurrió con muchos otros edificios coloniales del Centro Histórico, la necesidad lo transformó. El eco de las botas militares fue reemplazado por el bullicio de la vida cotidiana: el Exconvento de San Hipólito se convirtió en una vecindad.

Los majestuosos claustros y las antiguas celdas de los monjes fueron subdivididos con muros improvisados de madera y lámina para crear pequeñas viviendas. El patio principal, que alguna vez fue un lugar de meditación, se convirtió en un tendedero comunal, lleno de lavaderos, niños jugando y el murmullo de las familias que encontraron un hogar entre sus muros históricos. Es increíble pensar que donde hoy se sirven banquetes de lujo, antes se cocinaba en anafres y se lavaba la ropa a mano.
La confusión con San Judas Tadeo: Una aclaración necesaria
Es muy común que la gente confunda el Exconvento con el templo de a lado, famoso por ser el santuario de San Judas Tadeo. ¡Pero ojo, no son lo mismo!
El Exconvento de San Hipólito: Es el edificio grande de la esquina que hoy funciona como centro de eventos y convenciones. Aquí es donde se hacen las bodas, graduaciones y fiestas. El Templo de San Hipólito y San Casiano: Es la iglesia que está pegadita al exconvento. Aquí es donde se encuentra la imagen de San Judas Tadeo, el “santo de las causas difíciles”, y a donde acuden miles de fieles cada día 28 del mes.

Ambos forman parte del mismo complejo histórico, pero hoy tienen funciones completamente diferentes.
De manicomio a salón de fiestas: El San Hipólito de hoy
Tras las Leyes de Reforma, el hospital fue clausurado y el edificio pasó por varios dueños, quedando en el abandono por mucho tiempo. No fue sino hasta finales del siglo XX que fue rescatado y restaurado para convertirlo en lo que es hoy: uno de los lugares más exclusivos para eventos sociales en la Ciudad de México.

El Exconvento de San Hipólito es el ejemplo perfecto de la resiliencia de nuestra ciudad. Un lugar que ha sido ermita, hospital, cuartel, vecindad y ahora salón de fiestas, guardando en cada ladrillo los secretos de un pasado que se niega a ser olvidado.