El clásico de la salsa que bailamos sin conocer su origen cubano
Uno de los temas más sonados y bailados en las fiestas y reuniones familiares, “Que se sepa” de Roberto Roena y su Apollo Sound, esconde una historia que pocos conocen. Detrás de su ritmo contagioso, que ha puesto a bailar a generaciones, se encuentra una melodía que nació en Cuba y cuyo origen fue omitido en los créditos del famoso disco de salsa.
El lanzamiento de Roberto Roena y su Apollo Sound 5
En 1973, el percusionista y director de orquesta puertorriqueño Roberto Roena lanzó su quinto álbum de estudio junto a su orquesta, la Apollo Sound. El nombre de la agrupación fue una inspiración directa de la carrera espacial y los viajes del hombre a la Luna, un tema de gran relevancia en esa época. El disco, titulado “Roberto Roena y su Apollo Sound 5”, se convirtió en un material fundamental en la historia de la salsa.
El álbum contiene temas que se volvieron clásicos, como “Avísale a mi contrario” y “Ponte duro”. Sin embargo, una de las canciones que destacó de inmediato fue “Que se sepa”, un número con una poderosa introducción de vientos y una energía que invita al baile desde el primer segundo. Durante años, el público atribuyó la pieza al entorno creativo de Roena y la Fania, pero la historia de su origen es distinta.
La raíz cubana: “Mi Quimbin” de Los Bocucos
Un año antes del lanzamiento del disco de Roena, en 1972, la agrupación cubana Los Bocucos, liderada por Pacho Alonso y en la que participó un joven Ibrahim Ferrer, grabó una canción titulada “Mi Quimbin”. Este tema fue una composición de José “Pepe” Couto, con arreglos de su hermano Manolín Couto. La canción, un ritmo conocido en la isla como “pilón”, tuvo una buena recepción en Cuba.
La melodía y estructura de “Mi Quimbin” son la base de lo que más tarde se conocería mundialmente como “Que se sepa”. La letra y el coro pegajoso ya estaban presentes en esta primera versión, que sentó las bases para el éxito que vendría después.
La primera versión fuera de Cuba
La historia de la canción no termina ahí. Antes de que Roberto Roena la incluyera en su álbum, el Conjunto Universal, una agrupación de Miami, grabó su propia versión en 1973. Ellos retomaron el tema de Los Bocucos y lo rebautizaron como “Que se sepa”, manteniendo la esencia de la composición original. Sin embargo, en los créditos de esta versión tampoco se mencionó a los compositores cubanos originales.
Fue esta versión la que, según se narra en la historia de la música, llegó a oídos de Roberto Roena. El músico puertorriqueño vio el potencial del tema y decidió crear una nueva orquestación para su Apollo Sound.
La explosión del éxito y la omisión de créditos
Roberto Roena, junto al arreglista Jorge Millet, transformó la canción. Le añadieron una introducción con influencias del funk al estilo de James Brown y una fuerza instrumental característica de la salsa neoyorquina de los años 70. El resultado fue un tema potente que se consolidó como un himno en las pistas de baile de todo el mundo.
A pesar del enorme éxito, en los créditos del álbum “Apollo Sound 5”, la autoría de “Que se sepa” se registró bajo la fórmula “Derechos Reservados de Autor” (D.R.A.), una práctica común en la época por parte de algunas disqueras para registrar temas de los cuales no se tenía certeza del compositor o para adaptar canciones populares sin pagar regalías. De esta manera, los nombres de José y Manolín Couto quedaron fuera de los registros oficiales del que se convertiría en un clásico de la salsa.
La versión de Roena es una pieza musical con un valor propio por su arreglo y la calidad de su ejecución, en la que participaron músicos como Sammy González y Tito Cruz en las voces. No obstante, la historia revela cómo una creación cubana viajó y se transformó, perdiendo en el camino el reconocimiento a sus creadores originales.
