“Indestructible”: La historia de traición y renacimiento detrás del disco con el que Ray Barretto se convirtió en Superman
En la historia de la salsa, hay portadas de discos que son tan legendarias como la música que contienen. Una de ellas es, sin duda, la de “Indestructible” de Ray Barretto, donde el músico se abre la camisa como Clark Kent para revelar el logo de Superman. Pero esa imagen es mucho más que una simple pose; es la declaración de un hombre que, tras sufrir una de las traiciones más dolorosas de la música latina, se levantó de las cenizas para demostrar que era, en efecto, indestructible.
Esta es la historia de cómo un momento de crisis, abandono y dolor se transformó en uno de los álbumes más poderosos y emblemáticos de la historia de la salsa, un disco que nació de la rabia, pero se forjó con elegancia y una fuerza imparable.
La Traición: El Día que Barretto se Quedó Solo
Corría el año 1972. Ray Barretto, ya una figura consolidada en la escena musical, se encontraba grabando el que sería su próximo álbum, “Que Viva la Música”. En medio de las sesiones, hizo una pausa para colaborar en un proyecto de jazz con el pianista brasileño Eumir Deodato, una de sus grandes pasiones. Lo que Barretto no imaginaba es que esa ausencia temporal sería el detonante de una ruptura que sacudiría al mundo de la salsa.
Cinco de los miembros clave de su orquesta —Adalberto Santiago (vocalista), Orestes Vilató (timbales), Johnny “Dandy” Rodríguez (bongó), René López y Dave Pérez—, sintiendo que merecían un mayor reconocimiento creativo y mejores pagos, aprovecharon su ausencia para empezar a tocar por su cuenta. El sonido que lograron fue tan potente que decidieron formar su propia agrupación.
El golpe final llegó el mismo día que Fania Records lanzaba al mercado el álbum “Que Viva la Música”. Ese día, sus músicos le anunciaron que se iban para fundar la que se convertiría en otra leyenda de la salsa: la Típica 73. Barretto se quedó, en sus propias palabras, “completamente solo”.
El Refugio en el Jazz y la Llamada que lo Cambió Todo
El abandono de su banda fue un golpe devastador para Barretto. Sumido en una profunda tristeza, se refugió en el jazz, el género que amaba, como una forma de sanar sus heridas. Muchos en la industria pensaron que su carrera en la salsa había terminado. Sin embargo, una llamada de Fania Records cambió el rumbo de la historia.
Los directivos del sello le recordaron quién era: el genio de las congas que había tocado con leyendas del jazz como Dizzy Gillespie y Gene Ammons. Le dieron una misión clara: formar una nueva orquesta con los músicos que él quisiera y grabar un disco que fuera una respuesta contundente, un álbum que demostrara su fuerza. Le pidieron que creara un disco “indestructible”.
El Renacer de una Leyenda con Nueva Sangre
Ray Barretto aceptó el reto. Con una mezcla de rabia y determinación, reunió a una nueva constelación de estrellas para su orquesta. Reclutó al talentoso vocalista Tito Allen, cuya voz se convertiría en el sello de esta nueva era. En el piano y los arreglos, confió en el colombiano Eddy Martínez, y sumó a virtuosos como Little Ray Romero y el trompetista cubano Roberto Rodríguez.
Para darle un toque aún más especial, invitó a dos amigos para que hicieran los coros: Meñique y una de las voces más importantes de la Fania, Héctor Lavoe. Con este nuevo ejército musical, Barretto entró al estudio para grabar su respuesta al mundo.
“Indestructible”: Un Disco Cargado de Furia y Elegancia
Lanzado en 1973, el álbum “Indestructible” fue una obra maestra desde la portada hasta la última nota. La imagen de Barretto como Superman no era una casualidad; era un mensaje directo a quienes lo habían dejado. La música era una explosión de salsa dura, cargada de la furia del momento, pero ejecutada con la elegancia y la precisión que siempre caracterizaron al “Manos Duras”.
El tema que da nombre al disco se convirtió en su himno personal. Canciones como “El Hijo de Obatalá” y “La Orquesta” reafirmaron su poderío musical. El álbum no solo fue un éxito comercial, sino que marcó el inicio de una nueva y brillante etapa para Ray Barretto.
Irónicamente, la dolorosa separación tuvo un efecto positivo para la salsa: dio origen a dos de las orquestas más influyentes de los años 70. Mientras la Típica 73 forjaba su propio camino de éxito, Ray Barretto demostró que, incluso después del golpe más duro, un verdadero gigante de la música siempre encuentra la manera de volver más fuerte.






