La Conexión Secreta entre Usher y los Hermanos Lebrón: La Historia de un Éxito Inesperado
En el mundo de la música, existen conexiones que parecen imposibles hasta que alguien se atreve a crearlas. Una de las más sorprendentes une a una de las más grandes estrellas del R&B estadounidense, Usher, con los legendarios Hermanos Lebrón, íconos de la salsa con soul. La historia se centra en una canción que nació como un éxito pop en inglés y, un año después, renació en español para convertirse en un clásico de las pistas de baile latinas, un tema que seguramente has bailado sin conocer su origen.
Este es el relato de “Olvidarla”, el éxito de los Hermanos Lebrón que en realidad es una ingeniosa adaptación de un hit de Usher, un experimento musical que conectó a la orquesta con una nueva generación de bailadores.
El Experimento de los Hermanos Lebrón: El Álbum “Lo Místico”
Corría el año 1998 y los Hermanos Lebrón, con décadas de trayectoria y un sonido inconfundible que fusionaba la salsa callejera con el R&B y el soul, decidieron tomar un riesgo. Su objetivo era lanzar un álbum que pudiera atraer a un público más joven sin perder la esencia que los había hecho únicos desde los años 60. El resultado fue “Lo Místico”, una producción lanzada bajo el sello Cotique.

Este disco fue una apuesta por la modernidad. Incorporaba sonidos experimentales, con toques de timba y una fuerte influencia del R&B de la época, pero manteniendo siempre el sabor del barrio. Para este proyecto, contaron con dos voces poderosas al frente: el experimentado sonero Frankie Vazquez y el cantante Luis Ayala. Juntos, le dieron al álbum una energía renovada, perfecta para los nuevos tiempos que vivía la música latina.
De un Éxito de R&B a una Joya Salsera para el Bailador
El gran golpe del álbum “Lo Místico” llegó con una canción que nadie esperaba: “Olvidarla”. Lo que pocos sabían en ese momento es que este tema no era una composición original de los Lebrón. Se trataba de una versión en salsa de la canción “You Make Me Wanna…”, lanzada tan solo un año antes, en 1997, por la superestrella del R&B, Usher, en su exitoso álbum “My Way”.
José Lebrón, el genio musical detrás de la orquesta, tomó la melodía y la estructura de la canción de Usher y la transformó por completo. Cambió los sintetizadores y los beats del R&B por el poder de los bongós, las congas, el piano salsero y una sección de vientos arrolladora. La letra fue adaptada al español, contando una historia de amor y desamor que conectó de inmediato con el público salsero. El resultado fue una pieza bailable, con un tumbao contagioso que se apoderó de las radios y discotecas.
Frankie Vazquez: La Voz Perfecta para la Fusión
La elección de Frankie Vazquez como vocalista principal de “Olvidarla” no fue casualidad. Este “sonero de barrio”, como se le conocía, ya se había ganado el respeto en la escena salsera por su trabajo con orquestas como el Conjunto Libre y la de Wayne Gorbea. Vazquez tenía una habilidad especial para interpretar canciones que fusionaban el sentimiento del soul con la fuerza de la salsa.
De hecho, no era la primera vez que se enfrentaba al reto de adaptar un clásico del R&B. Años antes, con el Conjunto Libre de Manny Oquendo, había grabado una memorable versión de “I Want You”, del legendario Marvin Gaye. Su versatilidad y su capacidad para transmitir emoción lo convirtieron en el intérprete ideal para darle vida a “Olvidarla”, logrando que la canción sonara auténtica y poderosa.
El Legado de un Clásico Inesperado
Aunque el álbum “Lo Místico” contenía otras grandes canciones como “Tristeresa” o la balada soul “3 AM”, fue “Olvidarla” la que se convirtió en un fenómeno. El tema tuvo un impacto masivo, especialmente en la región del Pacífico colombiano, donde se popularizó un estilo de baile pegajoso y sensual conocido como “cocao”, bailado cuerpo a cuerpo y perfecto para la cadencia de la canción.
Hoy en día, el álbum “Lo Místico” es considerado una pieza de colección, un disco difícil de encontrar que representa una etapa audaz y creativa de los Hermanos Lebrón. La historia de “Olvidarla” es el ejemplo perfecto de cómo la música no tiene fronteras, demostrando que una buena melodía puede cruzar géneros y culturas para convertirse en un himno que une a distintas generaciones en la pista de baile.






