“Mejor no vayas, te vas a aburrir”: Las excusas clásicas para no llevar a la pareja a la posada del trabajo
Llega diciembre y con él, las luces, el ponche, la música y uno de los eventos más esperados (y a veces temidos) del año: la posada de la empresa. Es la noche para celebrar con los compañeros, echar chismecito con los de otro departamento y, por supuesto, sacar los pasos prohibidos en la pista de baile. Pero junto con la invitación, llega la eterna pregunta: “¿Puedo llevar a mi pareja?”.
Y aunque la respuesta sea un sí, en el fondo, muchas veces queremos ir solos. No es por mala fe, sino porque, seamos sinceros, la fiesta de la oficina es un mundo aparte. Es el único día del año en que tu jefe se relaja, donde se revelan los talentos ocultos para el baile y donde las anécdotas que surgen se contarán hasta la siguiente posada.
Para lograr esa misión de ir en solitario sin herir sentimientos, el ingenio mexicano saca a relucir un repertorio de excusas clásicas que han pasado de generación en generación.
¿Por qué a veces preferimos ir solos?
Antes de entrar en los pretextos, hay que entender la razón. Ir sin pareja a la fiesta del trabajo a menudo se trata de libertad. Es la libertad de no tener que estar presentando a tu pareja a cada rato, de no preocuparte si se está aburriendo mientras tú platicas de temas de la oficina, y sobre todo, la libertad de poder bailar esa cumbia sonidera con cualquier compañero o compañera sin que se malinterprete. Es una noche para ser uno más del equipo, sin filtros.
El manual de las excusas que nunca fallan
Aquí te dejamos algunas de las joyas de la excusología mexicana, ¿has usado o te han aplicado alguna?
1. La clásica: “Es que es solo para empleados”
Esta es la excusa maestra, la más limpia y efectiva. Le echa toda la culpa a la empresa y sus “políticas de austeridad”. No hay forma de discutirla. Se presenta como una regla estricta de Recursos Humanos y te deja como una simple víctima de las circunstancias.
- Nivel de efectividad: Altísimo. Es casi imposible de comprobar y te quita toda la responsabilidad. El único riesgo es que tu pareja conozca a alguien más de tu trabajo que sí lleve a su media naranja.
2. La protectora: “Mejor no vayas, mi jefe es bien sangrón y te vas a aburrir”
Con esta jugada, te vistes de héroe. No es que no quieras llevarlo/a, es que lo/la estás protegiendo de una noche terrible. Pintas un escenario donde el ambiente es pesado, la gente es aburrida y el jefe no deja de hablar de trabajo. ¿Quién querría ir a algo así?
- Nivel de efectividad: Muy bueno. Apela al amor y la consideración, haciendo que tu pareja sienta que le estás ahorrando un mal rato. “Gracias por pensar en mí”, te dirá, mientras tú ya estás pensando en la primera cumbia de la noche.
3. La logística imposible: “Va a ser hasta bien lejos y va a acabar tardísimo”
Aquí el problema no es la fiesta, sino todo lo que la rodea. El lugar está en el quinto pino, no hay transporte seguro de regreso y seguro la fiesta se acaba a las tantas de la madrugada. El mensaje es claro: “Es por tu comodidad y seguridad que es mejor que no vayas”.
- Nivel de efectividad: Bastante bueno, sobre todo si vives en una ciudad grande como la Ciudad de México, donde las distancias son un argumento muy creíble. Funciona mejor si se combina con un “y al día siguiente hay que levantarse temprano”.
4. La olvidadiza: “¡Se me olvidó confirmar tu lugar! Ya no alcancé boleto”
Esta excusa requiere un poco de actuación. Tienes que mostrarte apenado/a y frustrado/a. “¡Qué crees, mi amor! Con tanto trabajo se me fue el avión y no te anoté en la lista. Ya pregunté y me dicen que ya no hay lugares”. Es un error humano, le puede pasar a cualquiera, ¿no?
- Nivel de efectividad: Medio. Depende de qué tan creíble sea tu actuación y qué tan comprensiva sea tu pareja. El riesgo es que te respondan con un “No te preocupes, yo marco a tu oficina para ver si se puede hacer algo”.
Al final del día, sea cual sea la excusa, el objetivo es el mismo: disfrutar de una noche de convivencia laboral sin preocupaciones. Solo recuerda tener cuidado con las fotos y videos que se suben a Facebook, no vaya a ser que en una de esas te cachen bailando “La Cadenita” con demasiada alegría.






