La joya oculta de la salsa: El disco que se grabó en medio de una fiesta y se volvió leyenda
Imagina organizar una fiesta en tu departamento, invitar a tus amigos que además son de los mejores músicos de la ciudad y, en medio del baile y los tragos, decidir grabar un disco. Suena a una locura, pero esa es la historia detrás de “El Party con La Crema”, un álbum de 1973 que, sin buscar la fama, se convirtió en una pieza de culto para los verdaderos amantes de la salsa.
Una rumba que hizo historia
La idea nació de la mente de dos figuras clave en la escena musical de Nueva York: Al Santiago y Bobby Marín. Santiago no era un improvisado; fue el creador del legendario sello discográfico Alegre Records y el cerebro detrás del concepto de las “descargas” musicales con las Alegre All-Stars, reuniones de estrellas que improvisaban y creaban magia en el estudio.
Junto a Bobby Marín, un músico y productor inquieto, conocido por su papel en la era del boogaloo, decidieron hacer algo diferente. Querían capturar la esencia real de una fiesta latina en el Bronx, con su ruido, sus conversaciones y la energía espontánea que no se encuentra en un estudio de grabación tradicional.
La Crema: Músicos de primer nivel para una fiesta inolvidable
Para este experimento, reunieron a un grupo de músicos que eran, literalmente, “la crema y nata” de la escena salsera neoyorquina. A este supergrupo improvisado lo llamaron, muy apropiadamente, La Crema.
La lista de artistas que participaron en esa grabación es impresionante. Contaron con leyendas como el flautista y saxofonista panameño Mauricio Smith, el pianista Chico Mendoza, el bajista Andy González, y los percusionistas Mikey Collazo y Frankie Malabé. En las voces participaron figuras como Manny Román (quien había cantado con Tito Puente y Ray Barretto), Julito Villot, Adalberto Santiago y Jimmy Sabater, entre otros. El resultado fue un sonido crudo, auténtico y lleno de vida.
“El Party”: Un disco para sentirse dentro de la fiesta
El álbum, titulado “El Party con La Crema”, fue lanzado en 1973 bajo el sello West Side Latino Records. Desde la primera canción, que lleva por nombre “El Party (Qué Vacilón)”, el disco te transporta directamente a ese departamento en el Bronx. Se escuchan las voces de fondo, los pasos de baile y la vibración de un lugar lleno de gente disfrutando.
El objetivo no era crear éxitos para la radio. De hecho, el álbum fue pensado para sonar como suena la vida real: una reunión de amigos compartiendo, bebiendo y gozando con la música. Este concepto fue inspirado en las famosas “descargas cubanas” del sello Panart, donde músicos como Cachao y Fajardo grababan sesiones de improvisación con una libertad creativa total.
Escuchar este disco es como caminar por las habitaciones de esa fiesta. Cada canción parece transportarte a un rincón diferente: la cocina, la sala, mientras el piso tiembla al ritmo de la música.
Canciones que capturan el momento
El álbum es una mezcla de sonidos que van desde la salsa dura hasta el bolero. Incluye temas como el bolerazo “A Ti Qué Te Pasa”, perfecto para bailar pegadito, y piezas más experimentales como “The Cisco Kid” y “Mi País”.
La producción buscó ser tan real que se siente la espontaneidad en cada nota. No es un disco perfecto en el sentido técnico, pero su encanto radica precisamente en esa imperfección, en capturar un momento único que nunca podría repetirse en un estudio formal.
Hoy en día, “El Party con La Crema” no es un disco que suene en la radio comercial. Es una joya para coleccionistas y melómanos, un álbum para descubrir y compartir entre conocedores. Es la prueba de que la mejor música, a veces, no nace en un escenario, sino en la calidez de una fiesta entre amigos.
