Día Mundial Sin Wi-Fi: Una Invitación a Desconectarse y Recordar los Juegos de Nuestra Infancia
Cada 8 de noviembre se conmemora el Día Mundial Sin Wi-Fi, una fecha que nos propone un reto cada vez más complicado en la vida moderna: apagar el módem, poner el celular en modo avión y desconectarnos de la red para reconectar con el mundo real. Esta iniciativa no busca satanizar la tecnología, sino recordarnos la importancia de la interacción humana directa y revivir las formas de entretenimiento que nos hacían felices mucho antes de que existieran las redes sociales y los videojuegos en línea.

Es una oportunidad perfecta para hacer una pausa, mirar a nuestro alrededor y, sobre todo, para mostrarles a las nuevas generaciones cómo nos divertíamos cuando el patio, la banqueta y la imaginación eran nuestro único universo.
¿Por Qué se Creó un Día Para Vivir Sin Wi-Fi?
La iniciativa del Día Mundial Sin Wi-Fi fue impulsada por diversas organizaciones civiles con el objetivo de generar conciencia sobre nuestra creciente dependencia de la conectividad. La propuesta invita a reflexionar sobre cómo ha cambiado nuestra forma de comunicarnos, trabajar y, especialmente, de jugar.

Además, busca fomentar un uso más equilibrado y saludable de la tecnología, promoviendo una “desintoxicación digital” que puede ayudar a reducir el estrés, mejorar la calidad del sueño y fortalecer los lazos familiares y sociales. Es un llamado a levantar la vista de las pantallas y a redescubrir el placer de una conversación cara a cara o de un juego en familia.
Un Viaje a la Nostalgia: ¿A Qué Jugábamos los Niños Antes del Internet?
Para muchas de nosotras, recordar la infancia es evocar tardes enteras en la calle, con las rodillas raspadas y la risa como banda sonora. Antes de las tablets y los celulares, la diversión se creaba con gis, una pelota, un resorte o simplemente con un grupo de amigos. ¿Te acuerdas de estos juegos?

Los Clásicos de la Calle y el Patio del Recreo
La banqueta era nuestro lienzo y el parque nuestro estadio. Con reglas sencillas que pasaban de generación en generación, la diversión estaba garantizada con juegos como:
- Las Escondidas: Un clásico universal. Contar hasta diez con los ojos tapados en la “base” y luego salir a buscar a los demás era una aventura que podía durar horas.
- Avioncito: Con un gis y una piedra o una ficha, dibujábamos en el suelo una serie de cuadros numerados para brincar en un pie, demostrando equilibrio y puntería.
- El Resorte: Dos personas se colocaban un resorte en los tobillos (o en las rodillas, ¡si eras muy pro!) y una tercera saltaba y pisaba el elástico siguiendo una secuencia de pasos que se complicaba a cada nivel.
- Quemados (o Dodgeball): Dos equipos, una pelota y el objetivo de “quemar” a los contrarios con un pelotazo. Era el juego perfecto para sacar toda la energía.

- Las Canicas
- El Trompo
- El Yoyo
- La Lotería
- Basta

Este 8 de noviembre, te invitamos a revivir estos momentos. Apaga el Wi-Fi por un rato, saca ese juego de mesa empolvado o enséñale a tus hijos a jugar “avioncito”. La mejor conexión es la que se hace con la mirada y una sonrisa.







