¿Sabías que las calaveritas literarias nacieron como una protesta?
Con la llegada del cempasúchil y el pan de muerto, una de las tradiciones más ingeniosas y queridas del Día de Muertos cobra vida: las calaveritas literarias. Esos versos chuscos que nos hacen reír sobre la muerte y que dedicamos a amigos, familiares y hasta a los jefes. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde salió esta costumbre tan nuestra? Para el Día de Muertos 2025, te contamos el origen de esta tradición que nació como una crítica y se convirtió en un pilar de nuestra cultura.

El nacimiento como una crítica social y política
Aunque hoy las vemos como un juego de palabras familiar, las calaveritas literarias tienen un origen rebelde y contestatario. Sus raíces se encuentran en el siglo XIX, una época de grandes tensiones sociales y políticas en México. Antiguamente conocidas como “panteones“, estas composiciones nacieron como epitafios burlescos que se publicaban en periódicos de oposición para criticar a la clase alta y a los políticos corruptos.

Eran una forma de expresar el descontento del pueblo, diciendo a través de rimas lo que no se podía decir abiertamente. Imagínate, en un tiempo donde la libertad de expresión era limitada, usar a “La Huesuda” o “La Calaca” para señalar los vicios y defectos de los poderosos era una válvula de escape llena de ingenio. De hecho, debido a su tono crítico, muchas de estas primeras calaveritas fueron censuradas y sus publicaciones destruidas por las autoridades de la época.
De la sátira a la tradición popular del Día de Muertos
El primer antecedente claro se remonta a 1792, con la obra “La portentosa vida de la muerte” de Fray Joaquín Bolaños, que ya utilizaba la figura de la muerte de forma satírica. Sin embargo, fue hacia 1879 cuando periódicos como “El Socialista” de Guadalajara comenzaron a publicarlas de manera más formal, consolidando su popularidad.

Con el tiempo, lo que empezó como una herramienta de lucha social se fue transformando. La gente del pueblo adoptó la costumbre y comenzó a escribir calaveritas no solo para los políticos, sino también para sus amigos, vecinos y seres queridos. La idea era recordarles a todos, sin importar su estatus social, que la muerte nos llega por igual. Así, la calaverita se convirtió en una tradición más personal y festiva, asociándose directamente con la celebración del Día de Muertos.
Las calaveritas literarias hoy: una tradición que sigue viva
Hoy en día, las calaveritas literarias son una parte fundamental de cómo celebramos a nuestros muertos. En las escuelas, los niños aprenden a escribirlas, fomentando su creatividad y su conexión con las tradiciones. En las oficinas, son el pretexto perfecto para bromear con los compañeros y el jefe. En casa, se comparten en familia, recordando anécdotas de quienes ya no están.

Esta tradición, que nació de la inconformidad, hoy es una expresión de cariño, humor y de la forma tan particular que tenemos los mexicanos de ver la muerte: no con miedo, sino con familiaridad y una sonrisa. Así que para este Día de Muertos 2025, anímate a escribir tus propias calaveritas y mantén viva esta herencia cultural que nos recuerda que, al final, todos bailaremos al mismo son.


 
  
  
  
  
 
 
  



