¿Perdonar o poner un alto? 5 cosas que ya no deberías dejar pasar en tu relación

Kenia Espinosa

2025-12-06

Aprender a reconocer las "banderas rojas" o señales de alerta es el primer paso para proteger tu bienestar emocional.

Cosas que Ya No Deberías Perdonar en una Relación: Pon un Límite por Amor Propio

Desde pequeñas nos enseñan que perdonar es una virtud, que en el amor hay que ceder y que las relaciones se construyen superando obstáculos. Y es verdad, ninguna pareja es perfecta. Sin embargo, en nombre del amor, muchas veces terminamos perdonando situaciones que, más que errores, son faltas de respeto que lastiman nuestra autoestima y nos roban la paz.

Saber perdonar un error es sano, pero normalizar una herida es peligroso. Hay una línea muy delgada entre la comprensión y la sumisión, y es fundamental aprender a reconocerla. Por tu bienestar, por tu tranquilidad y por amor propio, hay ciertas cosas que ya no se deberían perdonar.

1. La violencia en cualquiera de sus formas

Este es el punto más importante y no es negociable. La violencia no son solo los golpes. También son los gritos, los insultos, los empujones, los apodos hirientes o el “juego” brusco que te lastima. La violencia psicológica, como hacerte sentir que no vales nada, que eres tonta o que sin él no serías nadie, es igual de destructiva. Ninguna excusa (“es que estaba enojado”, “tú me provocaste”, “no volverá a pasar”) es válida. La primera vez que ocurre es una señal de alerta inmensa; si se repite, es un patrón que no va a cambiar.

2. El engaño que se vuelve costumbre (La infidelidad)

Una infidelidad es una de las traiciones más dolorosas. Rompe la confianza, que es la base de cualquier relación. Hay quienes deciden perdonar un desliz, y eso es una decisión muy personal que requiere mucho trabajo de ambos. Sin embargo, cuando el engaño no es un error aislado, sino un comportamiento que se repite una y otra vez, ya no se trata de un error, sino de una falta de respeto sistemática. Perdonar infidelidades constantes es abrir la puerta a que te sigan lastimando. Mereces a alguien que valore tu lealtad y te respete.

3. Las faltas de respeto y humillaciones (en público o en privado)

El respeto es el aire que respira una relación sana. Si tu pareja te menosprecia, se burla de tus sueños, critica tu cuerpo, tu forma de vestir o a tu familia, te está faltando al respeto. Si lo hace frente a otras personas, la herida es aún más profunda, porque te expone y te humilla. Frases como “no sabes de lo que hablas”, “mejor cállate” o minimizar tus logros son focos rojos. El amor de verdad admira, apoya y cuida, nunca busca hacerte sentir pequeña.

4. El control sobre tu dinero y tus decisiones

Una cosa es planear las finanzas en pareja y otra muy distinta es que controle tu dinero. Si te pide cuentas de cada peso que gastas, te limita el acceso al dinero (incluso si tú también lo ganas), o te hace sentir culpable por comprarte algo, estás viviendo violencia económica. Este control también se extiende a otras áreas: con quién hablas, a dónde vas, cómo te vistes. Una pareja es un compañero, no un dueño. Tu independencia y tu capacidad de decidir sobre tu propia vida no son negociables.

5. La indiferencia y la falta de apoyo en los momentos clave

A veces, lo que más duele no es un grito, sino el silencio. La indiferencia es una forma pasiva de maltrato. Si tu pareja no está para ti cuando estás enferma, cuando tienes un problema o cuando necesitas un hombro para llorar, te está diciendo que no le importas. Si no se alegra por tus éxitos o no te anima a seguir tus sueños, no es un compañero de vida. Una relación es un equipo, y en un equipo, ambos reman para el mismo lado. La soledad acompañada es una de las más tristes.

Poner un alto a estas situaciones no te convierte en una persona “mala” o “rencorosa”. Al contrario, te convierte en una mujer que se valora, que se respeta y que sabe que merece un amor bonito, sano y que le sume paz, no que se la quite.

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