Fania Records cumple 60 años
A principios de la década de 1960, la música latina basada en ritmos afrocaribeños era una sensación en Nueva York. Y una de sus estrellas brillantes era Johnny Pacheco. Nacido en República Dominicana y criado en Nueva York, el multiinstrumentista formado en el prestigioso conservatorio Juilliard encontró el éxito tocando y grabando con su orquesta Pacheco y Su Charanga.
En ese entorno, conoció a Jerry Masucci, un expolicía y abogado italoamericano que era un fan apasionado del sonido latino de Nueva York. Cuando el matrimonio de Pacheco se vino abajo en 1962, contrató a Masucci para que se encargara del divorcio. Y así, mientras la alianza matrimonial se disolvía, nació otra: un sello de música latina llamado Fania Records. Los dos hombres invirtieron 5.000 dólares en su empresa y empezaron vendiendo álbumes desde los baúles de sus autos en Spanish Harlem. En poco tiempo, Fania Records estableció el género musical que llegaría a conocerse como salsa, un maravilloso choque del tradicional son cubano y otros ritmos panlatinos con el jazz y el funk estadounidenses.
Los años 70 vieron el apogeo de la Fania, donde los mejores artistas del sello actuaron juntos como la Fania All-Stars y en 1973 tocaron para más de 50.000 personas en el Yankee Stadium, convirtiéndose en el primer acto latino en encabezar un concierto en el mítico estadio. Más allá de la música, Fania llevó las calles de Nueva York al mundo, con toda su diversidad cultural, a través de Our Latin Thing, un documental de un concierto de la Fania All Stars en el Cheetah Lounge en 1972, dirigido por el ganador del Oscar Leon Gast (When We Were Kings).
Nuevos talentos saltaron a la escena mundial también a través de Fania: Larry Harlow, un pianista judío de Brooklyn, conocido como “El Judío Maravilloso”; el trombonista, arreglista y director de orquesta Willie Colón, quien lanzó su legendario álbum El Malo, que documenta la vida en el barrio, a los 17 años; Héctor Lavoe, el cantante emocionalmente torturado en cuya vida se basó la película biográfica El Cantante, protagonizada por Marc Anthony y Jennifer Lopez; y Rubén Blades, quien comenzó trabajando en la sala de correos de Fania, para luego convertirse en una estrella de la salsa con conciencia social. A medida que Fania crecía, se hizo conocida como el Motown latino y atrajo a otras estrellas del género, incluida la icónica Celia Cruz y el cantante de voz aterciopelada Cheo Feliciano.
Fania dejó de producir música a principio de los años 80, y Masucci, para ese entonces el único dueño de la compañía, murió en 1997 a los 63 años. Después de varios años de litigio, el catálogo de Fania se vendió en 2005 a Emusica Entertainment Group por un estimado de 10 millones de dólares, y luego nuevamente en 2009 a la firma de inversiones de Nueva York Signal Equity. En julio del 2018, Código Entertainment le vendió a Concord Music tanto Fania Records como la editorial Fania, con los derechos de unos aproximadamente 1.200 álbumes, 15.000 canciones y 7.000 composiciones en su catálogo.
Este año, Fania celebra su 60 aniversario, y el legado del sello continúa resonando en todos los aspectos de la música tropical. Para celebrar el aniversario, Craft Latino, la división de catálogo latino de Concord, sacará nuevas versiones remasterizadas de más de una docena de álbumes de vinilo, más de dos docenas de álbumes digitales, y una caja de sencillos (o box set) para coleccionistas a lo largo del año. El primer álbum que se lanzó como parte de la celebración fue una version remasterizada de La Gran Fuga (1970) de Willie Colón y Héctor Lavoe.
Aunque muchas de las leyendas de la Fania han muerto –incluyendo a Cruz, Harlow y el propio Pacheco (quien murió en 2021)– otros como Colón, Blades y Richie Ray siguen activos, y la mayoría de los principales actos tropicales de la actualidad, si no todos, se autodenominan descendientes directos de la influencia de la Fania.
“La salsa, como se conoce alrededor del mundo, no existiría hoy sin el aporte de Fania Records”, dijo el productor Sergio George a Billboard hace 10 años, cuando la Fania celebró su medio siglo. “Hasta el día de hoy, su sonido personifica lo que el público siente que es la salsa y cómo debe sonar. Es un legado muy difícil de replicar”.
1963-1968: “Todo empezó en un clóset de escobas”
Fania comenzó con Pacheco y Masucci invirtiendo cada uno 2.500 dólares. Su primer disco, de Pacheco, incluía una vieja canción cubana de Reinaldo Bolaños, “Fania Funche”.
JOHNNY PACHECO: Entre [Jerry y yo] no pudimos conseguir mucho dinero. Entonces dije: “Hagamos la grabación y veamos si la vendemos”. El nombre Fania surgió de una canción cubana llamada “Fania Funche” de ese álbum. La palabra “Fania” era pegadiza. Sonó bien. “Fania Records”.
ALEX MASUCCI (exvicepresidente de Fania Records, hermano de Jerry Masucci): Recuerdo que tenía 13 años y Jerry pidió prestado el dinero para comenzar el sello y mi madre hizo el cheque. Eso era mucho dinero, porque mi madre era costurera y trabajaba en una fábrica clandestina y mi padre era mecánico de camiones Hertz. Vivíamos en Brooklyn. Era el apartamento más pequeño que he visto en mi vida. Recuerdo que Johnny Pacheco vino a cenar. Estábamos sentados afuera y él llegó en un Mercedes. Nunca antes había visto un Mercedes. Entonces su mujer se bajó del coche y era como de otro planeta. Era hermosa. Y empezaron a hablar de hacer este disco.
PACHECO: Una vez que comencé a vender, nos expandimos. El dinero que ganamos con las ventas de álbumes lo reinvertimos en la empresa. Empezamos a contratar músicos, y Larry Harlow fue uno de los primeros en 1966. Y Bobby Valentín y Willie Colón.
MASUCCI: Todo comenzó en un clóset de escobas en la oficina de abogados de Jerry en 305 Broadway. Tomaba el tren para llevar los LPs y los 45s a las tiendas. Nuestro primer artista fue [el pianista] Larry Harlow, que era judío. Quiero decir, ¿quién firma a un director de banda judío latino? Y luego Willie tenía como 15 años cuando lo firmamos.
WILLIE COLÓN: Tenía mi propia banda. Estaba tocando en el circuito de músicos adolescentes. Grabamos un álbum… pero el estudio de grabación embargó las cintas. El ingeniero de grabación Herb Greenbaum me dijo: “¿Te importa si le toco la música a Jerry Masucci?”. Llevé a mi representante comercial (mi madre, graduada de la escuela secundaria) y nos firmaron por 500 dólares.
BOBBY VALENTÍN (músico/director de banda de salsa): Había trabajado antes como arreglista para Pacheco, y cuando formé mi banda [en 1965], le dije que quería firmar con Fania. Dijo que tenía que hacer una audición, así que llevé a toda la banda a la calle 138 en el Bronx y tocamos para ellos. Fania era el sello más agresivo en ese momento.
COLÓN: Pacheco era mi productor y me dijo: “Necesitas cambiar de cantante. Deberías conseguir a Héctor Lavoe”. Fue una gran combinación. Era Nueva York total. Yo hablaba poquito español y Héctor no hablaba nada de inglés. Héctor tenía un repertorio de todo eso [puertorriqueño]. También era un tipo muy divertido. Escribía canciones que eran casi como parodias, sátiras. Era realmente algo nuevo respecto a lo que estaba pasando. Estábamos haciendo lo que los raperos están haciendo ahora.
1968-1974: “La capacidad era de 800. Metimos cerca de 2.000”
En 1968, Pacheco tuvo la idea de hacer un supergrupo con los mejores talentos del sello, que él dirigiría: la Fania All-Stars. A eso siguieron álbumes en vivo y un documental de concierto, Our Latin Thing. Emocionado por el éxito, Jerry Masucci alquiló el Yankee Stadium por 280.000 dólares. La noche del 23 de agosto de 1973, una multitud de casi 50.000 personas acudió a ver a los mejores músicos latinos del mundo, en una noche tan emotiva que los fans tomaron la gramilla del estadio. La grabación del documental y el álbum en vivo previstos tuvieron que terminarse en un concierto un año después en San Juan, Puerto Rico.
IZZY SANABRIA (editor de la revista Latin NY, diseñador de álbumes y MC de Fania): Hubo una evolución cultural en Nueva York con los jóvenes latinos que hablaban inglés. Los baby boomers puertorriqueños fueron hijos e hijas de una enorme migración a Nueva York en los años 50. Tito Puente [había] modernizado completamente la música cubana [en los años 50], tomando el son cubano básico con la energía de Nueva York y la influencia del jazz y creando un estilo completamente lleno de energía. Luego, con la Fania All-Stars, todo fue mucho más agresivo, lleno de metales, salvaje, loco.
PACHECO: [La Fania All-Stars] hizo un concierto en el Cheetah [en la calle 53 y Broadway en Manhattan] en 1971 que realmente nos puso en el mapa. Y tuvimos la suerte, o la visión, de grabar ese concierto. Recuerdo que la capacidad en el Cheetah era de unas 800 personas y vinieron cerca de 2.000.
MASUCCI: [Hablando de quién le dio a la música el nombre “salsa”,] se lo daría 100% a Izzy Sanabria. Recuerdo a Izzy parándose frente a una multitud de 20.000 personas gritando: “¡Sal-saaaaa!” Y hacía que la mitad gritara “sal” y la otra mitad gritara “sa”, y de alguna manera se hizo popular. Hicimos [Our Latin Thing] en 1972 y se vio por toda Sudamérica y Europa.
SANABRIA: Una vez que salió Our Latin Thing, me convertí en maestro de ceremonias oficial de Fania y viajé por todo el mundo con ellos.
MASUCCI: Pasar del Cheetah al Yankee Stadium fue bastante sorprendente. Le dije a Jerry: “¿Qué pasa si no viene nadie?” Y entonces empezaron a venir y venir y venir. Nos gastamos 50.000 dólares en seguridad en el campo, y aún así hubo un motín. Estaba en el escenario y estaba tratando de detener a la banda porque vi que la gente se venía encima. Bajaban del palco al campo.
PACHECO: Nunca terminamos de tocar el concierto en Yankee. Tocamos “Congo Bongo”, en la que participaban Ray Barretto y Mongo Santamaría. En cuanto empezaron a tocar las congas, la gente se volvió loca. Estaba de espaldas al público y cuando me di la vuelta dije: “Esto se fue al carajo”. Vi a un tipo corriendo con un trombón y pensé que se lo estaba robando, pero era Willie. La gente se apoderó de todo en el escenario. Se llevaron todos los micrófonos.
1974-1987: “Fue simplemente una gran fiesta”
Los años de auge continuaron con un concierto para más de 80.000 personas en Zaire, África, en torno a la famosa pelea entre Muhammed Ali y George Foreman en 1974; la firma de la superestrella cubana Celia Cruz y álbumes políticamente cargados de Rubén Blades y el pianista Eddie Palmieri. Pero comenzaron a surgir quejas sobre contratos onerosos y, en 1984, Blades presentó una demanda por regalías que no se le habían pagado. El sello dejó de grabar poco después.
JON FAUSTY (ingeniero de grabación de Fania, 1972-1985): En un momento hubo tanto trabajo de la Fania que yo hacía tres sesiones al día, trabajando desde las nueve de la mañana hasta las tres de la mañana. Todos se conocían por haber tocado en vivo. Entonces entraban al estudio y había muchas drogas… era simplemente una gran fiesta.
RUBÉN BLADES: [En 1974] ya tenía dos canciones que habían sido grabadas por artistas de la Fania y eran muy populares. Entonces llamé a Fania y les pregunté si necesitaban un compositor pero me dijeron [no]. Les pregunté: “¿Tienen algún puesto abierto?” Dijeron que tenían un trabajo en la sala de correo. Un día, Ray Barretto me preguntó si estaría interesado en hacer una audición para su banda. En mi primer show en Nueva York, toqué en el Madison Square Garden. Había como 19.000 personas allí.
SANABRIA: La música en Nueva York no estaba creciendo. Estamos en el país de los rascacielos y todavía copiaban melodías cubanas y hablaban del campo cubano. Fue necesario que alguien como Rubén Blades entrara.
BLADES: Tuve que firmar un contrato. Entonces, aunque la banda era de Ray Barretto, tuve que firmar un contrato como solista. Es como revisar un contrato cuando compras un billete para abordar un avión. Ves cosas que no te gustan, pero si no tomas el avión, ¿cómo llegas a donde vas?
MASUCCI: Los contratos eran contratos normales.
BLADES: Tengo que decir una cosa por Jerry. Le encantaba la música y era lo suficientemente astuto como para ver el talento y darle la oportunidad de florecer y hacer lo que hicimos. Pero la forma en que se trató económicamente a los músicos fue totalmente irrespetuosa. Cada vez que alguien muriera tendríamos que pasarnos el sombrero. Fue horrible.
VALENTIN: Nunca tuve ningún problema. Aunque eran los dueños, era como una familia, como si todos fuéramos músicos. Y todos teníamos nuestro estilo, nuestra identidad, nuestra instrumentación. Ahora todo suena igual.
BLADES: Mis canciones trataban sobre cosas urbanas. Realmente comencé a hacer mis cosas correctamente con Willie Colón. No solo éramos cercanos en edad, sino que Willie entendía el panamericanismo. Estaba diciendo: “Vengo de Panamá. Hay todo un mundo en América Latina y voy a abordar temas importantes para los latinoamericanos dondequiera que estén”.
COLÓN: Siembra [de Blades y Colón] llegó en el momento adecuado [en 1978]. En América Latina estaban sucediendo muchas cosas políticas. Era más que un simple disco y más que una simple salsa. Se convirtió en un movimiento… Jugamos mucho con la producción. Fania lo apoyó. Necesitabas dinero para poder crear y realizar estos proyectos. Y mucha gente no tiene el dinero, la fe o la valentía.
PACHECO: Estoy orgulloso de todas las carreras que lanzamos. Estaba muy orgulloso de lo que hice. Formé un grupo que era increíble. Han pasado 50 años y todavía somos como una familia.
Esta historia fue originalmente publicada en la revista Billboard en el 2014 y ha sido actualizada. Judy Cantor Navas contribuyó a su versión original.