¿La salsa está en problemas? Esto es lo que dice Gilberto Santa Rosa
Desde los 14 años, él ya había tomado conciencia de que estaba inmerso en los inicios de una carrera profesional como cantante de música tropical.
Con la pubertad en su apogeo, el joven Gilberto ya tocaba con algunos de los que ya eran o serían los mejores músicos e intérpretes de salsa de la época, como Elías López, René Hernández, Manolito González, Frankie Ruiz, Eddie Santiago, Willie Rosario, Tommy Olivencia y Marco Ortiz.
Desde entonces el Caballero de la Salsa arropó el romanticismo, que no abandona tras más de 45 años de carrera artística.
¿La salsa está en problema?
Gilberto Santa Rosa, reconoce que el género ya no tiene el mismo nivel de exposición mediática que hace 30 o 40 años, apunta que se trata de un género que ha ampliado su radiación.
“Antes el mercado de la salsa era bastante limitado; ahora yo tengo noticia de que la salsa está en muchos lados. Nunca imaginamos que la salsa podía llegar hasta allá”, dice Santa Rosa.
“Como no tenemos la presencia en medios ni el protagonismo que teníamos en los 70, 80 o 90, quizá la gente piensa que es un género que está en problemas, pero tenemos una fortaleza interesante. Además, la salsa tiene más taller que otros géneros, tiene una generación relevo que está haciendo salsa muy interesante en todos los lugares de Latinoamérica”, agrega.
El gran reto, asume, es encontrar la forma de llegar a las nuevas generaciones, porque a veces los músicos se enfocan más en complacer a sus maestros o sus ídolos, cuando en realidad deben enfocarse en la gente a la que quieren llegar, porque es con la que están creciendo. “(Los jóvenes músicos) deben enamorarse de la generación a la que pertenecen”, afirma.
Aunque admite que ha llegado a un nivel satisfactorio de madurez artística, recuerda con nostalgia sus inicios como cantante.
“Lo primero que atesora uno es que no tienes la preocupación de nada más que no sea hacer música. Sólo eres tú y el deseo de hacerla. Cantaba en la escuela, en la iglesia, en donde se pudiera. No había ninguna estrategia, regla o itinerario. Nada de eso. Sólo cantar. Era más inocente”, rememora.
Santa Rosa reconoce que una de las etapas más importantes fue en 1986, cuando decidió convertirse en solista tras una década de haber trabajado con orquestas, como los Puerto Rico All Stars.
“(Arrancar una carrera en solitario) me trajo muchos problemas, los músicos creían que estaba siendo discriminatorio, que quería aprovecharme de ellos. Fue la primera vez que me di cuenta lo complicado que era esto, porque se formó una controversia, se formaron bandos y opiniones. Aprendí que era mejor callarse la boca y seguir adelante”, concluye.