Héctor Lavoe y la vez que olvidó la letra de “El Cantante”
El gran Héctor Lavoe llegó por primera vez a Cali Colombia en 1977 para participar de su primera Feria y nunca más se fue, por lo menos espiritualmente.
Larry Landa, un promotor de artistas de la salsa, quien, viendo la situación lamentable en la que estaba El Cantante de los Cantantes debido a su abuso con las drogas, lo convenció de vivir una temporada en Cali para que lograra desintoxicarse y rehabilitarse de una vez por todas de las drogas.
Situación era difícil ya que la vida nocturna en Cali también estaba llena de excesos y drogas de todos los tipos, lamentablemente una realidad inocultable.
Pronto la vida nocturna caleña terminó por perjudicar aún más la salud del cantante quien parecía vivir solo de noche.
Las Vallas era el mejor rumbeadero de la ciudad. El local era bastante amplio, la barra enorme atendida por el mejor barman de la ciudad y una tarima dispuesta con una poderosa planta de amplificación y apta para acoger a una orquesta de salsa completa.
Una noche, Héctor se presentó en Las Vallas para dar un espectáculo pero cuando apareció en el escenario era notorio que el cantante estaba intoxicado, apenas si podía mantenerse en pie. Horas antes había estado usando drogas y bebiendo aguardiente con un grupo de amigos por lo cual no estaba completamente lúcido.
La orquesta que lo acompañaba empezó a tocar los primeros acordes de “El Cantante”, su canción insignia, y Héctor comenzó su interpretación, pero después de la segunda estrofa se le olvidó la letra de la canción, entonces comenzó a improvisar, se quitó la camisa, se secó el sudor con ella, botó los zapatos y empezó a improvisar la letra.
Según cuenta Jairo Sánchez, amigo de Héctor en esa época, Lavoe se dejó llevar por la música y empezó a fluir su habilidad para inventar frases y soneos sin perder el ritmo; duró cerca de una hora improvisando y nunca pudo retornar a la letra original, a pesar del embale en el que se encontraba el cantante, la versión espontánea de su famoso tema quedó muy bien hecha.
La discoteca ya no existe, funcionó, Héctor Lavoe tampoco está, pero su espíritu sigue vivo en Cali, donde vivió 3 meses, y seguramente también en todos los lugares del mundo donde se escuchen sus mejores pregones.