Objetos antiguos que la ciencia no ha podido explicar
La arqueología pretende ayudarnos a comprender nuestro pasado. Pero a veces arroja objetos tan inusuales, tan avanzados o tan desconcertantes que no podemos estar seguros de qué son realmente o para qué se utilizaban. Desde aparatos astronómicos tan complejos como cualquier máquina moderna hasta juguetes infantiles que sugieren que los antiguos egipcios sabían volar, estos intrigantes objetos plantean más preguntas de las que responden.
Martillo de Londres
¿Cómo pudo una herramienta hecha por el hombre y asociada a los tiempos modernos acabar encerrada en una roca del Cretácico Inferior? Esa es la pregunta que ha desconcertado a los científicos desde que el llamado “Martillo de Londres” fue desenterrado en Londres, Texas, en 1936. Lo descubrió el lugareño Max Hahn, que observó que sobresalía madera de la roca y la abrió para exponer la cabeza del martillo y encender un furioso debate. Si realmente era del Cretácico, entonces al hombre aún le faltaban otros 100 millones de años de evolución para crear una herramienta semejante. El martillo se expone actualmente en el Museo de Pruebas de la Creación de Texas.
Copa de Licurgo
A primera vista, este vaso de cristal romano del siglo IV decorado con escenas de la muerte del rey Licurgo es bastante típico de su época. Pero si iluminas la copa desde distintos ángulos, ocurre algo mágico: se vuelve roja cuando se ilumina por detrás y verde cuando se ilumina por delante. Los investigadores descubrieron que el efecto se había creado suspendiendo nanopartículas de oro y plata en el vidrio, un proceso desconocido hasta ahora que esperan que pueda utilizarse en la óptica moderna, la microscopía y la nanotecnología, así como en las artes.
Manuscrito Voynich
El Manuscrito Voynich es un códice ilustrado escrito a mano por un autor desconocido en una escritura desconocida conocida como “Voynichese”. Se ha datado con carbono a principios del siglo XV y su estilo recuerda al Renacimiento italiano. A lo largo de los años, muchas personas han intentado leer el manuscrito y han fracasado, incluido el legendario descifrador de códigos Alan Turing. La última teoría, planteada por el historiador Nicholas Gibbs, es que se trata de un manual de salud femenina, basándose en el gran número de imágenes de mujeres bañándose. Fundamentalmente, el significado del manuscrito no está más claro hoy que cuando fue redescubierto en 1912.
Jarra Holey
Desde que se restauró a partir de un montón de 123 piezas rotas encontradas en un almacén del Museo de Arqueología de Ontario, la llamada “Jarra Holey” no ha hecho más que aumentar su misterio. Su procedencia es el primer problema. El almacén contenía objetos legados por el arqueólogo galés William Francis Grimes procedentes de una excavación del Mithraeum – un templo romano de Londres dedicado a Mitra – así como objetos del arqueólogo Leonard Woolley procedentes de sus excavaciones en la antigua ciudad mesopotámica de Ur. Más desconcertante aún es la finalidad de sus orificios titulares. La tinaja es el único artefacto conocido de este tipo y su función exacta sigue siendo un misterio.
Pájaro de Saqqara
¿Sabían volar los antiguos egipcios? Un pequeño pájaro de madera descubierto en una tumba de Saqqara plantea la posibilidad de que hubieran comprendido los principios de la aviación mucho antes de lo que se pensaba. Fabricado en el año 200 a.C. y con unas dimensiones de 14 cm y una envergadura de 18 cm, parece ciertamente un planeador de juguete. Sin embargo, cuando el diseñador y fabricante de planeadores Martin Gregorie construyó una réplica, ésta era demasiado inestable para volar. El consenso entre los expertos es que era un objeto ritual o un juguete, o quizá una veleta que se colocaba en los barcos sagrados para indicar la dirección del viento.